Once son los miembros que en la actualidad componen la formación. Carolina, Debra y Lola son las voces femeninas.

La noche de Sant Joan, una madrugada mágica por excelencia, pondrá a prueba la nueva formación de la Orquesta de Ibiza. Tras un año de silencio -roto en la pasarela Adlib- este conjunto, emblemático de la isla desde su fundación en 1996, regresa a los escenarios una hora antes de proceder al acto de cremá de los foguerons que ha organizado el Ayuntamiento..

A lo largo de este lustro, apenas quedan músicos locales que no hayan tocado en sus filas. El origen se justificó tras la disolución de la banda «Es plá de Vila» quedando Eivissa sin ningún sustituto. Hoy por hoy las profundas renovaciones de plantilla le han aportado experiencia y carácter para afrontar la dificultad que supone tocar (improvisar más bien) con músicos a los que no se conoce, hasta el punto de que se atreven a asegurar que «no ha habido dos actuaciones iguales».

El secreto del nuevo sonido -que definen tras los primeros ensayos como «el mejor que hemos tenido»- está tras las voces de Carolina (cantante y representante a nivel de imagen del grupo ya que es uno de los escasos miembros que permanece desde el principio), Debra y Lola (artista que se reincorpora después de algunos años); la batuta de Víctor Gresely y Juanma Redondo; la guitarra de Manolo Díaz; la percusión de Joan Barbé Junior y, como principal novedad, la incorporación íntegra del conjunto ibicenco «La espiral sinfónica» compuesto por Pedro (batería), Pato (bajo), Hugo (segundo guitarrista) y Florencio (saxofonista). Todos ellos emprenden juntos un camino que esperan «se prolongue mucho tiempo».