R. BELTRÀN Dieciseis personas quieren satisfacer el sueño de muchos: disponer de una paradisíaca isla coronada por una lujosa mansión donde disfrutar de unas vacaciones o un tranquilo retiro. No obstante, este deseo no está al alcance de bolsillos de calibre medio, ya que tan sólo los que posean 850.000.000 de pesetas podrán optar a la compra de Tagomago.

Mientras que a principios de este mes los interesados en el islote eran once, cinco millonarios más se han unido a la lista en los últimos días. Según la compañía inmobiliaria encargada de su venta, todos ellos son españoles, pero no descartan que alguno intervenga en la negociación como mediador de otra persona. La isla de Tagomago goza de una excelente ubicación a una milla y media de la costa de Pou des Lleó, en el término municipal de Santa Eulària. El agraciado que consiga hacerse con la propiedad de la isla no podrá construir nada en ella. No obstante, disfrutará de la casa de 600 metros cuadrados, todavía por estrenar, que, entre otras lindezas, cuenta con solarium, piscina, varios jardines y un embarcadero natural. Esta vivienda se autoabastece de energía mediante un grupo electrógeno propio y una potabilizadora que la prové de agua dulce.

Integrada en la Red Natura 2000 de la Unión Europea desde 1998, declarada Lugar de Importancia Comunitaria y Zona de Especial Protección para las Aves, la isla de Tagomago goza de una especial protección por su riqueza ecológica. Quién hubiera dicho a la colonia de pescadores que habitaban en este islote desde el siglo VII a.C. hasta el XIX que se convertiría en el objeto de deseo de las cuentas corrientes más abultadas del planeta. No es la primera vez que en Tagomago se cuelga el cartel de «se vende». Ya en 1998 la familia propietaria de esta isla, los Zu Leinengen, del más alto abolengo y emparentados con la realeza alemana, encargaron a la consultora inmobiliaria internacional Kingth Frank y Vladi Private Islands que buscaran comprador para este codiciado islote.