Una lancha semirrígida transporta a los buceadores hacia sus destinos. Foto: T.M.

Reyes en Mallorca conlleva una seguridad exigente. Por tierra, mar y aire los efectivos de la Guardia Real, coordinados con el resto de cuerpos de seguridad, garantizan la integridad de la Familia Real. Una mañana en el destacamento de la Guardia en Portopí atestigua que la seguridad del Rey necesita muchas unidades.

De mantener la integridad del destacamento se encarga un capitán, que gestiona todas las actividades que se despliegan desde este acuartelamiento. Aquí permanece gente durante todo el año, aunque en los periodos vacacionales de la Familia Real se completa con efectivos procedentes de Madrid. El número oscila en función de las actividades previstas por los Reyes, aunque suelen ser entre 140 y 190. La Guardia Civil, la Policía Nacional y la Local completan el despliegue de fuerzas que protegen a Sus Majestades. El Servicio de Seguridad de la Casa de SM el Rey coordina después las actuaciones de cada uno de los cuerpos. En Marivent este servicio lo desempeñan exclusivamente guardias reales. En las regatas o en el resto de puntos visitados por los monarcas, comparten sus tareas con los otros cuerpos, tanto en la escolta como en la seguridad.

En el destacamento de Portopí los soldados tienen las dependencias de descanso y de maniobra, además allí realizan los turnos de guardia para vigilar el entorno del palacio de Marivent. El cuartel se estableció en 1976, cuando las vacaciones de los Reyes a la Isla se tornaron como destino habitual. Desde entonces, las tareas desempeñadas por la Guardia Real en el destacamento se sustentan en el apoyo constante al personal que acude a Palma temporalmente para custodiar a la Familia Real. Su misión es convertir Portopí en un lugar seguro, dispuestos a actuar ante cualquier imprevisto.