Los 32 grados de temperatura máxima que registró ayer Eivissa no parecen una cifra excesiva. Sin embargo, cualquiera puede certificar que el bochorno es insoportable. La razón que provoca que la sensación de calor sea mayor que la que corresponde a los grados que marca el termómetro la tiene la humedad ambiental, que alcanza estos días cotas históricas.

El centro territorial del Instituto Nacional de Meteorología ha registrado una humedad ambiental del 75 por ciento a mediodía, cuando más calor hace. Esto significa que a 32 grados de temperatura la sensación de calor en el cuerpo humano es de cinco grados más, 37 grados. Lo peor es que, a medida que avanza el día y las temperaturas se van reduciendo, aumenta la humedad ambiental que a partir de las 20:00 horas es del 90 por ciento y en progresión ascendente. La temperatura mínima en Eivissa fue ayer de 24 grados, por lo que los pitiusos intentaron dormir a 29 grados de temperatura. Está científicamente demostrado que el ser humano tiene dificultades para conciliar el sueño a partir de los 20 grados centígrados, por lo que no es de extrañar que las conversaciones de los ibicencos estos días giren en torno a las noches en vela que padecen o, en el mejor de los casos, a las cabezadas que son capaces de dar entre sofocos y sudores.

La ausencia de vientos fuertes y el aire estancado incrementan más, si cabe, la sensación de bochorno. Sin embargo, según las previsiones del Instituto Nacional de Meteorología este domingo llegará el viento del norte, más seco y frío. Las temperaturas bajarán sobre todo en Menorca pero, con un poco de suerte, en Eivissa también se notará el cambio. Mientras sólo se puede recurrir a las duchas, las escasas sombras y al aire acondicionado.