Los participantes se esforzaron sobre el escenario para que los que habían acudido a la cita no se fueran defraudados.

La tradición volvió ayer a recuperar un primer plano en la Cantada y sonada pagesa, un acto de carácter anual que organiza la Federación de Personas Mayores con el que se pretende que no caigan en el olvido las canciones populares de Eivissa, las tradiciones y el folklore.

Pese a que la Cantada comenzó dos horas después de la hora prevista, según el programa de actos, los mayores se deleitaron rememorando las canciones como a la antigua usanza hicieron sus progenitores. Representantes de los clubes de personas mayores asistieron a este acto. El presidente de la Federación de Personas Mayores, Pere Marí, pululaba por el auditorio, poco antes de comenzar la cantada, supervisando que todo estuviera listo para que diera comienzo este acto a las nueve de la noche.

La música tradicional de las Pitiüses llenó al completo el auditorio de Cas Serres. El público, predominantemente personas mayores, escuchaba atentamente los sones de tambores, castañuelas y xeremies en el salón de actos.

Junto a la música, se escucharon las leyendas, los cuentos populares, chistes y xacotes que forman parte de las Pitiüses. Una quincena de cantadors i sonadors en el escenario recuperaron las canciones redobladas de antaño. El folklorista Xicu Bufí hizo las labores de presentación de cada uno de los cantadors, haciendo mención de los ausentes. Uno de los más veteranos, Nicolau, de Sant Llorenç, se encargó de abrir el espectáculo junto a dos de sus discípulos. Desde Formentera se desplazaron algunos de sus más conocidos cantadors para ofrecer algunas de las canciones tradicionales de la isla.