Las pistas de atletismo de Can Coix, parte del patio del colegio Guillem de Montgrí y las zonas anexas a ambas instalaciones acogen desde ayer y hasta el próximo martes el escenario de la 'I Trobada Esportiva Escolar' del municipio de Sant Antoni. A lo largo de estos siete días Can Coix recibirá la visita de 1.110 alumnos de Primaria de todos los centros del municipio que se repartirán por cursos el disfrute de las instalaciones habilitadas para la ocasión.

Ayer, jornada inaugural de este evento deportivo, fueron 197 escolares de 1º y 2º de Primaria de los centros Sant Rafel, Vara de Rey, Cervantes, Trinitàries y Can Coix los que participaron en el circuito deportivo. La razón de ser del mismo es fomentar la práctica deportiva entre los escolares de una manera recreativa, dejando de lado la competitividad, concepto habitual a la hora de practicar cualquier modalidad. «Es mejor jugar sin premios ni medallas porque así no nos peleamos», explicó David, del Cervantes, uno de los escolares participantes. Este pequeño y el resto de sus compañeros de juegos captaron desde su llegada a las instalaciones deportivas el mensaje y filosofía de estas jornadas.

Entre las diez actividades instaladas ayer la mayoría de los niños, con edades comprendidas entre los 6 y 8 años, se decantaron por la del patinete. Esta actividad, en la que los escolares demostraron su destreza sobre este vehículo a lo largo de un circuito lleno de obstáculos, fue la más exitosa. Pero además de ésta la trobada ofreció otras paradas a los 11 grupos de escolares que ayer participaron en la trobada. La prueba de orientación en unos terrenos anexos a Can Coix, en la que los niños a través de unas pistas tenían que dar con toda una lista de objetos, fue otra de las pruebas más llamativas.

Además de estas dos estaciones deportivas, el circuito incluía otros juegos con versiones y adaptaciones lúdicas y divertidas tanto de los deportes como de las instalaciones. Un juego de lucha con esterillas enrolladas, el volei con pelota gigante, una carrera de relevos para construir un puzzle o el foso, conforman algunas de las paradas obligatorias dentro del circuito en el que los pequeños aprendieron a divertirse. Entre juego y juego el disparo de la pistola de fogueo fue la señal que indicó a cada equipo a lo largo de toda la mañana que tenía que cambiar de juego después de veinte minutos en cada zona.