Para ahorrar energía, se sustituirán las lámparas de vapor de mercurio por las de vapor de sodio.

Los ayuntamientos pitiusos podrán ahorrar hasta un millón de kWh al año si sustituyen 2.200 bombillas de su alumbrado público, un 22 por ciento de las existentes. Esta es la principal propuesta de un estudio elaborado por la Conselleria d'Innovació i Energia del Govern balear en el que se apuesta por esa actuación para aportar un grano de arena al propósito institucional de reducir el consumo energético de las Islas.

Joan Perchés, director general de Energía, explicó ayer a esta redacción que el proyecto, ante el que los consistorios han mostrado una «actitud positiva», supondrá cambiar el 22% de las 9.950 bombillas del alumbrado público: «Consistirá en instalar lámparas que tienen mejor rendimiento: consumen la mitad y alumbran lo mismo». Las 2.200 lámparas de vapor de mercurio, obsoletas, serán sustituidas por unas nuevas de vapor de sodio.

Para llevar a cabo este proyecto se necesitarán alrededor de 22 millones de pesetas, ya que cada bombilla sustituida y su instalación costará 10.000 pesetas. Gracias a las lámparas de vapor de sodio, la inversión se amortizará en sólo 24 meses, ya que, anualmente, con cada una de ellas se podrá ahorrar energía por valor de 5.000 pesetas.

Mediante un convenio con el Consell Insular pitiuso, que se firmará próximamente, se incentivará ese proyecto en los municipios de Eivissa y Formentera: «Los ayuntamientos -señala Perchés- tendrán que soportar una parte de la inversión, que se estipulará en base al ahorro que obtendrán. Esa reducción del consumo se destinará al pago de las nuevas lámparas. A la larga será un ahorro significativo, pues pasados los dos primeros años se obtendrá un beneficio neto por reducción de la facturación eléctrica».

La primera actuación desde la aprobación del Plan Energético
Esencialmente, este proyecto supone la puesta en práctica del Plan Energético de Balears, recientemente aprobado: «Hasta ahora sólo hemos hablado del plan. Pues bien, ha llegado el momento de ponerlo en práctica». Lo importante, a juicio de Perchés, es potenciar las «actuaciones inmediatas para comenzar a ahorrar». En las lámparas de mercurio, sólo un siete por ciento de la energía que entra se transforma en luz, mientras que el resto se convierte en calor: «Las bombillas de vapor de sodio son las que ofrecen una mejor relación entre la energía que consumen y la luz que aportan. Son más frías que las de mercurio. Al fin y al cabo, lo que queremos de una lámpara es que dé luz, no calor», explicó Perchés.