J. M. R. El alcalde de Sant Antoni, Antoni Marí Tur, lo tiene difícil para sacar adelante el proyecto de paseo marítimo de Cala Gració. La llave del gobierno del Ayuntamiento, encarnada en los dos concejales de Democràcia Pitiusa (DP), parece decidida a oponerse a ese ambicioso proyecto, diseñado por la Dirección General de Costas y congelado desde hace seis meses por decisión del pleno de la Corporación. Además, los ediles centristas advierten de que la actitud del PP en este asunto pone en peligro el apoyo de DP al gobierno del Consistorio.

Vicent Marí Prats y José Torres, concejales de DP, consideran que el paseo no debe construirse hasta que se regulen los usos de aquella zona, pues temen que se convierta en un nuevo West End: «¿Qué queremos, que todo el pueblo sea lo mismo, un estruendo por todos los lados?», se pregunta Marí Prats. Desde DP se advierte de que existen muchas posibilidades de que el nuevo paseo sea copado por bares musicales. De hecho, durante el periodo de seis meses en el que se paralizó el proyecto por petición del pleno, el Ayuntamiento tramitó varias licencias de nuevos locales en esa zona: uno es un bar con cabida para 300 personas; otro es un restaurante con capacidad para 420 personas. «Ambos negocios tienen la música servida», ironiza Marí Prats.

Para el edil, «no ha sido juego limpio» que el Consistorio permitiera esa tramitación durante el periodo de paralización del proyecto: «Este es un tema muy delicado, tanto que puede romper nuestro apoyo -no el pacto, que no existe- al equipo de Gobierno». Otra de las razones por la que los concejales de DP se oponen es lo caro que saldrá el mantenimiento, ya que el mobiliario y parte de la estructura se construirá con madera de alta calidad: «Eso no lo mantienen ni todos los ayuntamientos de Eivissa juntos. Es una locura», señala el concejal Vicent Marí Prats.