Vecinos y comerciantes de la plaza del Parque observan a diario como los toxicómanos utilizan un agujero al pie de la muralla para pincharse. No es gente conflictiva, comentan, pero están dañando notablemente la imagen de una plaza en la que a todos ellos les gustaría más ver familias paseando, que pudieran tomar tranquilamente un aperitivo o comer sin preocuparse de lo que pueden estar viendo sus hijos.

Un vecino que prefirió mantener el anonimato relató a este periódico que se ha hablado varias veces con el Ayuntamiento sin que, hasta el momento, se les haya dado una respuesta convincente. «Nos dijeron que harían más difícil el acceso a la zona en la que se pinchan, pero ahí siguen, cobijados y hasta con un foco de luz que les da incluso calor por las noches», denunció este ciudadano. Desde el establecimiento turístico que hay en esta plaza, los clientes también observan desde sus balcones el trasiego diario que tiene este agujero. Y las quejas y reclamaciones están a la orden del día.

Aunque es el más grave, éste no es el único problema que inquieta en la zona. Los comerciantes están especialmente preocupados por la degradación del lugar y se quejan por lo habitual que es ver grupos de jóvenes consumiendo otro tipo de drogas, perros sueltos que se pelean, hacen sus necesidades y molestan a los clientes de las terrazas o indigentes que escogen este lugar para pasar la noche. «La situación ha mejorado bastante con la instalación de los bancos individuales, pero eso no quita para que se llame a la policía por otros problemas y nos ignore totalmente y no venga», se quejó este vecino de la zona. La situación, añade, se solventaría con un policía de barrio que pudiera controlar a diario la situación del lugar y atender las quejas y reclamaciones de los comerciantes, que creen que la plaza «no debería ser dejada de lado» porque es un magnífico enclave de la ciudad.