Según Beethoven, «el talento se compone de un dos por ciento de improvisación y un noventa y ocho por ciento de trabajo», cita que da a entender que todos llevamos un artista dentro de nosotros con cualidades para dedicarnos a cualquier modalidad artística. Esta misma opinión la comparte Orlando Herrera, responsable de la academia de pintura 'Atelier' donde, desde hace 10 años, dirige a numerosos aficionados a la plástica en sus diferentes versiones y técnicas. «Todos estamos capacitados para explicarnos a través de la pintura», comenta, «lo que sucede es que estamos acostumbrados a seguir los prototipos que nos dicta la sociedad que clasifica a la pintura en buena y mala, cuando no debería ser así: sólo hay una pintura».

Herrera achaca a esta idea altamente extendida el que muchas personas no se atrevan a dar el paso de coger el pincel y el lienzo para poner a prueba su creatividad. «La gente llega a la escuela con muchos miedos y prejuicios que hacen que les cueste descubrir sus verdaderas capacidades artísticas, en este caso pictóricas».

La iniciación en las técnicas plásticas sigue un orden didáctico en el que se da una introducción a las distintas técnicas para tener una base metodológica a la que agarrarse. Los principios de color, formas, volumen, dibujo o perspectiva y las técnicas de óleo, acuarela, acrílico o pastel son el 'ABC' de la pintura y conforman las bases sobre las que cada uno de los pintores va a trabajar cada creación. «Es delicado elegir una metodología porque tratas con alumnos diferentes, por eso doy unas nociones básicas para que cada cual vaya creando su propio estilo», reveló Herrera.

Este experimentado profesor de pintura, que invita a todas las personas con inquietudes a que las materialicen, aconseja empezar de cero y huir de las imitaciones de autores o escuelas para poder conseguir una obra personal: «Es importante que cada persona tenga una visión única y diferente a la de los demás de la realidad, que es lo que hace que tenga talento». argumentó el responsable de 'Atelier'.

El papel del profesor en el caso de una escuela de pintura se reduce, según mostró Herrera, a ver los problemas de ejecución de las técnicas y compartir parte de la ejecución de cada cuadro. El conocimiento de las inquietudes y preferencias temáticas y pictóricas de cada artista es otro de los pilares de un buen comienzo en el mundo plástico: «Lo difícil es mostrar la parte conceptual al alumno, por eso sigo un orden un tanto flexible en el que el diálogo con los alumnos es fundamental a la hora de conocer su personalidad», dice Herrera. La pintura es un ejercicio creativo al que se acoge gente de todas las edades con visiones diferentes de una misma realidad, algo que Orlando Herrera comprueba a diario. «Los niños tienen la virtud de simplificar la realidad, de ahí que tengan una visión sincrética de la cosas de gran talento», comenta.