La construcción de la variante de Santa Eulària está ocasionando unos gastos inesperados a las administraciones locales. El Ayuntamiento de Santa Eulària, por ejemplo, tendrá que invertir alrededor de 100 millones más en el acondicionamiento de la red de pluviales y del suministro de agua potable, para adaptarlas a la nueva infraestructura viaria, según explicó ayer el alcalde de la localidad, Vicent Guasch.

Las obras que se desarrollan en el área que atravesará la nueva carretera de circunvalación han sacado a la luz una colosal madeja de tuberías y cables. El Consell de Govern acordó el viernes destinar 126 millones de pesetas para hacer frente a esos imprevistos: desmontar parte de la antigua red de saneamiento,instalar la nueva canalización y colocar pozos de registro cada 30 metros y conexiones a las redes transversales de la carretera. La futura variante también afecta a las redes de Telefónica y GESA, que se encuentran en medio de la calzada. Al parecer, estas canalizaciones, que se encuentran enterradas, no poseen protección suficiente para soportar el aumento de tráfico que experimentará la vía.

Estas obras durarán seis meses, por lo que, en principio, la carretera no estaría lista a principios del otoño, como tenía previsto el Consistorio de Santa Eulària. Sin embargo, el alcalde del municipio aseguró que probablemente no retrasarán la puesta en servicio de la carretera, ya que las nuevas canalizaciones se harán bajo las aceras, de manera que no afectaran al tramo asfaltado.