Tampoco los dos primeros años del Partido Popular en la oposición del Consell Insular han sido fáciles. Y eso que los populares gozan de una situación casi privilegiada: están empatados a votos con los progresistas y con la ayuda de Joan Buades pueden echar por tierra cualquier proyecto del equipo de gobierno. La aclimatación duró bastante tiempo.

Durante meses el Partido Popular vagó sin rumbo fijo, compareciendo ante la prensa para recordar cómo se hacían las cosas cuando ellos gobernaban, cómo las hubieran hecho si hubieran seguido en sus despachos y qué medidas incluía su programa electoral para paliar los problemas de las Pitiüses. Sus críticas al equipo de gobierno eran vagas y reiterativas y en ellas aparecía siempre la palabra desgobierno. La parálisis de la institución fue la principal preocupación durante meses. El PP no se ha acabado aún de hacer a los bancos de la oposición. Muestra de ello es la inactividad de consellers como Joan Marí Bonet, Neus Marí o Cati Palau que, si no fuera porque están presentes en todos los plenos que mensualmente celebra el Consell, nadie sabría qué es de ellos.

El núcleo duro de la oposición, como en su día el del equipo de gobierno, está compuesto por Antoni Marí Calbet, Pere Palau y Joan Marí Tur. Y este último se dedica a menudo a ir por libre, a dar ruedas de prensa que no siempre parecen estar respaldadas por sus compañeros y a desvelar supuestos escándalos. Dejan mucho que desear sus intervenciones ante el pleno del Parlament y ante el del Consell porque en ambas instituciones está empeñado en decir la última palabra aunque ésta sea absurda.

En los últimos tiempos las críticas se han centrado en la manera de gestionar el dinero público y en la política turística. En ambos casos el PP tiene a Pere Palau como portavoz y es que el número dos de la lista popular está demostrando más tablas que ningún otro de sus compañeros para adaptarse a la nueva situación. Pese a todo, el Pacte se ve en demasiadas ocasiones en la obligación de recordar a los populares que no son ellos los que gobiernan. Los populares abusan demasiado del derecho al pataleo.