GUILLERMO ROMANÍ Numerosos vecinos de la Mola se muestran preocupados e indignados por las molestias que los turistas causan los días de mercadillo. Domingos y, en menor medida, miércoles, la invasión es tal que los accesos acaban colapsados. Las quejas provienen de aquellos que no pueden entrar en sus propias casas, situadas en las inmediaciones del mercadillo hippy o artesanal, debido a que las motos aparcan sobre las aceras y delante de las puertas.

Los principales caminos, que salen de la PM-820 en el Pilar, el camí de sa Talaiassa, el de sa Cala, el des Monestir y el des Torrent Fondo quedan bloqueados por los coches que aparcan sin orden y concierto. Los visitantes andan por el medio de la calzada porque las aceras están ocupadas por los vehículos, los músicos o los vendedores ambulantes que no tienen un puesto en el mercadillo.

No es raro ver a personas con carritos de bebé intenanto sortear todo tipo de obstáculos, incluidos los propios autobuses de turistas. Los vecinos de la Mola, incluso aquellos que tienen un negocio en la zona y se benefician de la afluencia de visitantes, se muestran preocupados por cuando «cada año la situación es peor», según explicó uno de ellos. Otro vecino afirma que el domingo tuvo que esperar una hora a que la entrada de su casa quedara despejada para poder entrar con su coche.

Los vecinos creen que el propietario del solar donde se celebra el mercado «con la de dinero que cobra a los que montan los puestos, debería preocuparse en buscar un aparcamiento para los vehículos». Algunos vecinos están dispuestos a poner obstáculos ante sus casas para impedir que sean bloqueadas por los vehículos. Y la Asociación de vecinos pedirá al Consistorio que tome medidas de cara al próximo año.