Un lateral de la torre de defensa de Portinatx soporta el peso de cientos de kilos de escombros, la mayor parte procedentes de una parcela situada a cien metros y en donde hace diez años se comenzó a levantar la estructura de un lujoso alojamiento de cinco estrellas. El empresario Javier Cabau asegura que este mismo invierno devolverá su antaño esplendor a esa zona, donde hay la mejor vista sobre la bahía. Tiene planes tanto para la torre (del siglo XVIII) como para el armazón resquebrajado de lo que iba a ser un hotel de sólo 12 habitaciones, aunque la utilidad de éste último no la tiene muy clara: «Ya veremos si será un hotel o una casa», palabras que dejan entrever sus rifirrafes con el Ayuntamiento, que paralizó la obra en 1991.

Eso sí, el edificio tendrá menos volumen que el proyectado originalmente. Cabau insiste en que quiere dejar el entorno «en condiciones» y retirar los escombros que amenazan con engullir la torre, de cuyo vertido culpa al constructor: «Hizo muchas barbaridades. Hemos tenido un pleito con él y lo hemos ganado, hace cuestión de un mes». Aunque el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, Carraca, dice todo lo contrario, Cabau afirma que el proyecto no excede la licencia, aunque admite que reducirá el volumen de edificación: «Porque no hay necesidad de más».

Respecto a la torre, el empresario dice estar dispuesto a restaurarla este invierno, de acuerdo con los dictados de Patrimoni, aunque él ya tiene sus propios planes: quiere que se vea desde toda la bahía, para lo cual desea iluminarla. Este Bien de Interés Cultural carece de área de protección, por lo que la Conselleria de Cultura sólo puede velar porque se proteja su interior, no su entorno. La torre es, según una sentencia de la Audiencia Provincial, de propiedad privada. «Mi padre -señala Cabau- la respetó toda la vida. Si no la hubiéramos cuidado estaría caída, como muchas otras. Los desaprensivos iban allí y hacían fuego dentro. Nosotros restauramos los techos, que estaban hundidos, y hemos cambiado tres veces la puerta».