La Conselleria balear de Medi Ambient ha decidido cortar por lo sano para acabar con un problema que angustia a los vecinos de Puig den Valls desde hace años: el ruido que genera la desaladora de Eivissa. Tras barajar varias posibilidades, en la Conselleria que dirige Margalida Rosselló han llegado a la conclusión de que la mejor manera para que el funcionamiento sea silencioso es apagar definitivamente los dos grupos diesel autónomos y conectar la instalación a la red de Gesa, cuya central está situada a escasos cien metros.

De esta manera se solucionan dos problemas al mismo tiempo: en primer lugar, se acaba con el ruido, provocado por dos motores que abastecen de 2'2 megavatios de electricidad a una instalación que absorbe una cantidad ingente de energía; por otro, esos dos grupos, foco de las molestias, servirán para aportar energía a la potabilizadora en caso de que se produzca un apagón. Un portavoz de Medi Ambient advirtió ayer de que la planta será enchufada a Gesa de forma inminente, de manera que se nutrirá de la electricidad de la red antes de que comience la temporada alta.

El ruido que produce la desaladora ha ocasionado, desde su construcción, las quejas constantes de los vecinos. Dependiendo del día, el sonido machacón de los motores retumba en zonas alejadas como Marina Botafoch. Desde hace años la Conselleria sopesaba insonorizar la potabilizadora, si bien se ha decidido finalmente por la opción más sencilla y económica. La planta de Cala Gració, en Sant Antoni, también está conectada a la red.