Tatuaje de peso

El ganador del segundo premio se llevó a la ciudad alemana una idea muy refrescante y propia de Eivissa para trazar las líneas del dibujo que le ayudó a conseguir el premio: unas formas en negro eminentemente marítimas que sedujeron al jurado del certamen. El galardón es una plancha de plomo con la representación de las agujas y el tubo de un tatuador profesional. «Una vez más se ha demostrado que en Eivissa hay un caché de tatuadores impresionante, el mejor de Balears. Seguro que nadie ha conseguido en tan poco tiempo -5 años- seis premios. Naxa ha reunido desde el principio a los grandes maestros de las diferentes técnicas de tatuado, como a Chimé, artista del polinesio». Juan Torrico, encargado del Naxa Estudios demuestra su satisfacción de estas manera.

En el salón de Berlín Chimé tuvo que realizar in situ el dibujo que le otorgó finalmente el premio. Para ello siguió la técnica tautau, que emplea unos peines o palos cuyo movimiento posibilita que un diente de tiburón introduzca la tinta en la piel. La categoría en la que participó era la de blanco y negro, característica que da sentido al tatuaje polinesio o tahitiano. El motivo que más aparecía en el dibujo representaba las olas del mar con figuras o alegorías tribales. Para ganar tiempo, el tatuador cambió en algunos momentos los hilos tradicionales por las agujas mecánicas más modernas, incluidas en el interior de un tubo que contenía 21. «Es más doloroso el tatuaje hecho a mano que el mecanizado, pero la calidad que se obtiene es bastante mejor», señala Chimé. Esta casa ya obtuvo en 2000 en Samoa el segundo premio entre una representación de 27 países.