Puedo decir 'qué bien huele' en todos los idiomas del mundo», comenta Elena Colom, la heredera de este simbólico, y como ella misma define, «anacrónico» establecimiento situado en la calle Cruz, 23 de la Marina. Pero esta frase tan típica que todos pensábamos o decíamos al pasar delante de esta tiendecita pasará a la historia. El pasado 21 de diciembre, con tristeza y después de meditarlo durante más de 12 meses, Elena, la actual propietaria del negocio y heredera de la sabiduría y remedios de su abuelo, Don Vicente Colom, y su madre, Catalina Colom, cerró «indefinidamente», tal y como reza en el cartel que preside la floreada puerta de la tienda, este emblemático establecimiento en el que se surtían decenas de ibicencos y residentes.

«A la tienda venía tanto la gente de aquí como residentes desde hace más de cuarenta años para buscar remedios medicinales o especias para cocinar. Estoy segura de que muchos de los extranjeros que venían cada verano se van a llevar un disgusto cuando se enteren», explica Elena.

Razones personales han sido las que han hecho que la báscula de los años 50 de esta tiendecita se haya inclinado hacia el fin de una trayectoria marcada por la honestidad, familiaridad y buenos consejos de una saga de herboristas conocidos en toda la isla que han conseguido que sus mezclas para la pasta y el curry se utiticen en todo el mundo. «Son algunas de nuestras composiciones más vendidas desde siempre, y es maravilloso pensar que de estos 11 metros cuadrados han salido especias con las que muchas familias cocinan en cualquier parte de Europa o América», expresó Elena al hacer balance de su vida, la misma que la de la Herbolaria Colom.