Hacer espeleología es como meterse en un cuarto oscuro. La curiosidad te puede y es lo que hace que avances para encontrarte cuevas y paisajes alucinantes», explica Miguel Gual, uno de los componentes del GEP, el Grupo Espeleológico Pitiuso, que desde 1977 se dedica a realizar distintas actividades relacionadas con este deporte. Entre el amplio abanico de posibilidades, esta agrupación, formada por 26 socios, imparte cursillos de iniciación a la espeleología de los cuales el último de ellos comenzó semanas atrás. El fin de semana pasado los 10 cursillistas realizaron sus primeras prácticas, antes de iniciarse en esta disciplina en la que se combina el deporte con el ocio y la cultura a través de la visita a paisajes subterráneos sorprendentes por las formaciones que el espeleólogo se puede encontrar a su paso.

«La espeleología no se limita únicamente a hacer visitas a cuevas. Va más allá ya que incluye la topografía, es decir, el dibujo del interior de la cueva, el mapa que permite a una persona que no ha estado nunca en el interior de la misma guiarse y preparar el material necesario para poder visitarla», explica Miguel Gual. «La espeleología es una experiencia cultural y su práctica permite conocer otros mundos y recrearse en ellos. Es un deporte de aventura, cultura, conocimiento y riesgo en el que también se ejercitan conocimientos de Biología y Geología», resume Gual durante uno de los descansos de las prácticas de descenso en sa Pedrera de Cala d'Hort.

Este es el lugar elegido para que la decena de cursillistas hagan sus primeros ejercicios de descensos en vertical. «Es mejor que se familiaricen con el material en el exterior y cojan soltura para después hacer las primeras incursiones al interior de las cuevas», explica José Fentanes, otro de los componentes del GEP.

Miguel Gual, José Fentanes y Ramón Molio, Domingo Díaz, Beatriz Payá, Ramón Expósito y Juan Costa forman el equipo de monitores del GEP que imparte el curso de iniciación a este deporte. «Tengo respeto y temor por bajar», explicó Breogán antes de descender con la cuerda por una de las paredes de Atlantis. Breogán asiste al curso porque le interesa ingresar en el Grupo de Rescate de la Cruz Roja. Clara lo hace por curiosidad, igual que David y Lucas. Las primeras prácticas de descenso y manejo de anclajes, cuerdas y demás aparatos de seguridad obligatorios son caóticas: «Se cansan más porque hacen esfuerzos innecesarios al desconocer el material que manejan», dijo Ramón.