Esto parece una boda», comentaba una de las profesoras del colegio Puig d'en Valls cuando la sala de usos múltiples del centro, convertida en un improvisado comedor, se comenzó a llenar de pequeños hambrientos de desayuno nutritivo. Y es que el profesorado de este colegio ha elaborado un proyecto educativo sobre alimentación dirigido a todo el alumnado, 480 niños, en el que además del desarrollo de un huerto ecológico y el trabajo en las distintas asignaturas de la importancia de practicar una dieta sana para la salud, se han montado unas sesiones de desayunos en el centro para enseñar a los chavales lo importante que es esta primera ingestión de alimentos para poder estar al cien por cien durante todo el día.

Bajo el lema de «Esmorzar sa» los escolares de 3, 4 y 5 años se encargaron de inaugurar a primera hora de ayer este programa que se desarrollará en los próximos cuatro viernes en el centro con los alumnos de todos los niveles. «A mí me gusta todo», comentaba muy animado Christian, uno de los comensales del festín servido por las profesoras y un grupo de mamás. «Es más divertido desayunar en el cole con los amigos que en casa», decía entre bocado y bocado de pa pagès Carlos, quien ya se había bebido medio vaso de leche.

«Pásame el azúcar», vociferaba otra pequeña en medio del almuerzo. Todos los escolares reaccionaron entusiasmados a esta iniciativa, en la que la mayoría de ellos desayunaron por primera vez un menú a base de pan pagès con aceite y azúcar o sal, un vaso de leche caliente con cacao y una pieza de fruta. Para Luis, sin embargo, el desayuno le resultó familiar: «Yo siempre desayuno leche y un bocadillo de jamón serrano con pan y aceite, pero me gusta más hacerlo en el colegio, con mis amigos», confesó.

Esta actividad ha sido posible gracias a la colaboración de los padres, a los que las maestras enviaron una circular la víspera en la que avisaron de que los pequeños no portasen merienda. «También les explicamos a los niños en clase en qué consistía esta actividad y las ventajas de comer un bocadillo de queso o un plátano frente a un bollo, que obliga a cepillarse los dientes y en clase no pueden hacerlo», explicó Rosa, una de las profesoras. «También les hemos dicho que con los desayunos sanos se pondrán tan fuertes y altos como sus padres».

La lección se la sabían de carrerilla los alumnos de más edad: «Este es un desayuno sano porque hay mucha fruta, leche y pan. Esto es proteína que es buena para curar los catarros y no tener virus», explicaba Adán, un pequeño convencido en declarar la guerra a los virus con una alimentación sana e inteligente. Este programa subvencionado por el Govern tiene como objetivo principal, según explicó la jefa de estudios «demostrar al alumno lo importante que es acudir a clase con el estómago lleno para poder rendir en clase y no estar dormido».