El auditorio, atento a las primeras nociones impartidas por Bernat Joan. Foto: KIKE TABERNER

D esconocer las obras escritas que han marcado la historia de la humanidad es tener unas lagunas impresionantes a nivel de formación». El catedrático de Literatura Catalana Bernat Joan Marí abrió con estas palabras la primera clase del curso «Grans poetes, grans llibres», con el que 50 alumnos empezaron su periplo en la Universitat Oberta per a Mayors. La mitad de los asistentes aproximadamente acudían a clase por primera vez después de haberse dejado aconsejar por los alumnos que llevan asistiendo a la Universitat Oberta per a Majors desde hace tres años.

El primer pretexto que congregó a los mayores en la extensión de la UIB en Eivissa fue el de la sesión que abrió el curso «Grans poetes, grans llibres», impartida por Bernat Joan. El catedrático dio la bienvenida a los asistentes para pasar rápidamente al contenido que allí les unía. «Sin lengua no hay literato, ni químico, ni nadie que funcione; debe existir siempre una capacidad lingüística mínima». El profesor planteó la importancia de la lengua para introducir el tema del día, al que dio paso después de una contextualización literaria histórica que se remontó hasta la Edad Media. «Después de la superación de la literatura medieval surgió un mundo nuevo; muchas cosas de aquella época son difíciles de entender», afirmó ante el interesado auditorio Bernat Joan.

Mientras él impartía las nociones los alumnos aprovecharon para revisar por encima el programa del curso que antes de comenzar la ponencia se les había entregado al plasmar la firma que atestiguó la presencia de cada uno de ellos. «La idea de la originalidad del autor se empezó a valorar mucho desde el Renacimiento hasta nuestros días; el aportar ideas nuevas, originales, creativas, plantear cosas que no están en la norma», explicaciones como ésta sirvieron al profesor a preparar a los mayores para pasar a analizar alguna de las grandes obras literarias que han marcado a muchas generaciones.

El alumnado, mayor de 55 años, disfrutó de un descanso cuando se cumplió la primera hora de curso. En el transcurso del mismo compartieron opiniones acerca de lo que les había supuesto su toma de contacto con la universidad. El miércoles se reencontrarán a las cinco de la tarde para seguir su ritmo de aprendizaje. Los que acudan al 75 por ciento de las clases obtendrán un certificado.