Los amarres del Club Náutico de Ibiza sufrieron anteayer y ayer las embestidas de olas y viento del temporal que entró con fuerza en el puerto de Eivissa. Una lancha se hundió en el puerto y un buen número de ellas se soltaron de sus amarres. Los marineros de guardia se vieron obligados a coger botes y remar durante buena parte de la noche para rescatar las embarcaciones que estaban a la deriva. Por si esto no fuese suficiente también se produjeron graves destrozos en embarcaciones al colisionar con los muelles y entre ellas y en las escalerillas y defensas de los pantalanes. «Aquí hay trabajo para meses», señalaban ayer desde el Club Náutico, cuyo personal tuvo que pasarse prácticamente la noche en vela atando cabos y rescatando embarcaciones.

Durante la tarde de anteayer y la noche es cuando se registraron los vientos de mayor fuerza. Los bomberos de Eivissa tuvieron que intervenir para retirar un pino derribado por el viento en Benimussa, Sant Josep, que se cruzó en la carretera. Algo semejante sucedió con una rama de un árbol en sa Gabina, en Sant Antoni, mientras que un cartel luminoso se desprendió de una fachada en playa d'en Bossa. Además una plancha metálica colocada en una obra de Talamanca se soltó y cayó encima de un automóvil en Talamanca.

El agua acumulada en las carreteras dificultó el tránsito rodado, mientras que el viento derribó vallas de obras, tiró macetas de balcones y arrastró contenedores en varios puntos de la isla provocando situaciones de peligro para el tránsito. Además, hay que añadir las molestias que provocó el hecho de que los aguaceros arrojasen, en forma de lluvia, la arena arrastrada por el vendaval provocando suciedad y embarrando calles, casas, terrazas y vehículos.