Seiscientos niños abarrotaron Can Ventosa para contemplar entusiasmados la obra 'La flauta mágica'. Foto: K.T.

Durante la mañana de ayer el teatro de Can Ventosa se convirtió en un hervidero de risas infantiles. Una escena que se repetirá también hoy. La compañía de teatro Opera Oberta representa en Eivissa la obra 'La Flauta Mágica' para alrededor de 1.300 alumnos de diferentes colegios de las Pitiüses. Todo un reto al que los actores de la compañía, que también trabaja para público adulto, se enfrentan con diversas actitudes. Mientras que para Angels Graells no existe diferencia entre los dos tipos de público, «porque lo importante es comunicar»; Xavi Viudes es de la opinión de que trabajar con niños es mucho más difícil.

«Los adultos captan enseguida cualquier ironía o frase con doble sentido, los niños necesitan ver payasadas», apunta. Pero existe una clave generalizada a la hora de representar una obra de teatro para niños. Es muy fácil que participen y se impliquen en la historia, pero lo complicado es mantener su atención conforme pasan los minutos. Por eso 'La flauta mágica' es una adaptación que, para público infantil, ha elaborado otro de los componentes de 'Opera Oberta', Quim Mas, partiendo de la pieza original de Mozart. Mucha música, baile y alusiones directas al público como fórmula para evitar que las miradas de los seiscientos niños presentes en cada pase se aparten del escenario.

Todo ello basado en un argumento de tintes clásicos con algunos detalles curiosos como el hecho de que el personaje más popular, según se pudo comprobar a la salida de la función, Papagueno, se defina como un hombre medio salvaje que vive de cazar pájaros cantores para la Reina de la Noche. Junto a estos dos personajes, el príncipe Tamino, quien debe salvar a la princesa Pamina de las garras de su raptor, Sarastro. El instrumento del que se valdrá para conseguirlo, como no, será la Flauta Mágica.