La de ayer fue una jornada de despedida para todos los alumnos del curso de lenguaje de signos organizado por la FAPA desde finales del mes de abril hasta esta semana. Los pequeños cambiaron el aula habitual del colegio de Can Misses por el parque de una conocida cadena de hamburgueserías para pasar juntos la última tarde del curso disfrutando de juegos y una suculenta merienda.

«Son alumnos de diferentes colegios de Eivissa los que se han apuntado», señaló Antonia Ramon Costa, encargada de impartir el curso. Esta estudiante, a punto de conseguir el título de intérprete de signos en español, ha vivido con el desarrollo de esta actividad una experiencia nueva y muy positiva. «Es la primera vez que trabajo con niños y la verdad es que la experiencia ha sido muy buena. Lo que más me ha sorprendido es la capacidad de asimilación que tienen los niños para aprender, por eso, en la mayoría de las clases, me he visto obligada a improvisar y salirme del guión que en un principio tenía preparado», dijo.

Después de dos meses de trabajo en el aula con ejercicios basados en juegos y muchas actividades, los nueve componentes del grupo están capacitados para entablar conversación con personas sordas o mudas. «Hemos aprendido del abecedario, a decir nuestros nombres, el signo, las comidas, los colores...», adelantaron Necer y Roberto, dos de los alumnos.

Los pequeños explicaron que el signo es el nombre con el que se identifican y bautizan a sí mismos en este lenguaje, de modo que uno de los primeros ejercicios del curso consistió en el rebautizo de cada uno de los alumnos con un signo hecho con las manos. De este modo Elisa pasó a llamarse Estrella; Nadia, Luna; Necer, Demonio; Paco, 'P'; Iván 'I'; Roberto, León; David, Montaña Rusa, y Lorenzo, Arco Iris, nombres que se corresponden con un gesto manual.