Los medios de comunicación no tardaron en ponerle un nombre. La 'escalada en el conflicto hispano-marroquí' o la 'crisis con Marruecos' es cómo se conoce a la noticia de mayor actualidad desde hace poco más de una semana.

El 11 de julio, de forma inesperada, una dotación de gendarmes marroquíes ocupó el islote Perejil y el gobierno español no tardó en responder enviando un contingente militar a la zona. Desde entonces todo el mundo parece apostar por restaurar el statu quo anterior al conflicto, tanto el gobierno como el ciudadano de a pie. En los bares, en el mercado o en los autobuses. Todos hablan «del lío que se ha montado con el Perejil», pero la mayoría lo hacen en tono de humor.

En un mercado las conversaciones surgen espontáneamente y Montse Borrego aprovecha para explicarse mientras espera que le entreguen su pedido de pescado. «A mí me parece un gasto de dinero muy tonto y me pregunto si toda esta atención que los marroquíes han centrado en la isla no habrá sido para pasar contrabando por otro lado», apunta. A su lado está Néstor, el espabilado hijo de una de las pescaderas y quien se apresura en explicar que «si se llama Perejil es porque hay mucho, igual que en la Conejera hay muchos conejos».

Mohamed Ahmidan cree que los temas de los políticos «hay que dejárselos a ellos». Dice que en el trabajo sí habla del tema con sus compañeros españoles, «pero siempre en tono de broma».