Cada verano la isla se llena de caras nuevas pero no solo de turistas, también vienen trabajadores. Muchas personas vienen en busca de oportunidades, otros atraídos por el dinero, e incluso hay quien huye de su lugar de origen en busca de una vida nueva. Eivissa tiene las puertas abiertas para todos los que necesiten un lugar donde refugiarse, o donde pasar una temporada inmemorable.

Eva es una joven barcelonesa que trabaja por primera vez en Eivissa y como ella misma afirma: «la verdad es que he tenido mucha suerte porque este verano el trabajo está difícil, hay poca gente y yo me siento afortunada, tardé solo dos días en encontrar empleo y casa». Los dos primeros días los pasó en una pensión pero rápidamente se instaló en la isla. Decidió venir a trabajar aquí porque «necesitaba cambiar de aires, en Barcelona me sentía agobiada». Aunque tampoco gana mucho dinero y trabaja muchas horas admite que «me llega para pagarme el piso y pasarlo bien que para eso estoy aquí».

Nena es original de Camerún, decidió venir aquí por primera vez hace tres veranos, porque en un momento determinado de su vida tuvo problemas familiares, y necesitaba darle un cambio a su vida, «como mi hermana estaba aquí me animó y probé suerte en la isla. La primera vez que vine quedé impactada porque este lugar es diferente a cualquier otro del mundo, este sitio tiene mucha marcha pero no sólo es distinto por eso sino porque la gente hace todo lo que en su ciudad no harían y eso te choca mucho». También comenta que le resultó fácil encontrar trabajo al principio de la temporada, «otra cosa es que te guste pero a veces no se puede elegir. Su primer empleo fue de camarera y afirma que es «un trabajo agotador».

Ahora está en una tienda del puerto donde se encuentra muy a gusto. «Mis jefes, Muriel y Jean Michell, me tratan muy bien, no tengo quejas porque este verano va todo estupendamente». Los inviernos los pasa en Madrid impaciente de que llegue el verano. Como anécdota destaca que le pasó una cosa muy curiosa el primer año que llegó: «fue en mayo, el día de mi cumpleaños, me encontraba con mi hermana paseando por el puerto y unos conocidos de ella se empeñaron en invitarme a cenar, y los chicos se gastaron en mi cumpleaños 300 euros, esto para mi fue algo inusual». Poco a poco fue conociendo la isla y le encantó, ha repetido dos veranos más y espera repetir el siguiente.

Gaelle es una francesa nacida en Lyon que afirma contundentemente que «el trabajo en Francia es muy estresante y agobiante, nada que ver con Eivissa, aquí estoy muy tranquila, tengo buena relación con los clientes con la gente de otras tiendas». Antes venía de vacaciones pero un amigo suyo es el encargado de esta tienda y le ofreció el empleo porque deseaba pasar una temporada larga en Eivissa. «Es un sitio bellísimo, la gente es simpática y amable, es todo muy pacífico, las playas me parecen maravillosas, las fiestas son muy divertidas, la verdad es que esta isla lo tiene todo». Le gustaría poder quedarse aquí en invierno porque no tiene ganas de volver a Francia; «Todo se verá, depende de si hay trabajo, de momento tengo casa pero aún no se que haré».