La cita es cada jueves en el exterior de Can Martí, la gran casa pagesa de más de cuatro siglos de antigüedad que la familia Brantschen ha convertido en uno de los hoteles de turismo rural más conocidos de la isla y que está situado en el corazón de Sant Joan, concretamente en Mala Costa. De 17'00 a a 19'00 horas Peter e Isabelle Brantschen, los propietarios de las instalaciones, ayudados por parte del personal que cuida la huerta de Can Martí, atienden a decenas de personas procedentes de distintos puntos de la isla que acuden para abastecerse de frutas, verduras y hortalizas cultivadas de manera ecológica en sus terrenos. «La agricultura forma parte del agroturismo y como producimos más de lo que necesitamos lo vendemos semanalmente», explicó el propietario de las instalaciones.

«Todas nuestras verduras están cultivadas mediante el sistema biológico y ecológico en el que no se utiliza ningún elemento químico. El abono que utilizamos es el compost que obtenemos del reciclaje de los residuos orgánicos que generamos», explicó Peter. Tomates, pepinos, pimientos, berenjenas, fresas, lechugas, acelgas, ajos, cebollas y frutas como albaricoques, manzanas, peras o pistachos son algunos de los reclamos que los Brantschen muestran al público que acude de manera puntual a su mercado que forma parte de una cosecha que además abastece de productos frescos el hotel de agroturismo Can Martí.

«Tenemos una clientela fija que acude semanalmente porque en la isla no abundan los lugares en los que se ofrezca variedad y cantidad de productos frescos ecológicos», añadió Peter, quien informó de que Can Martí está inscrita y controlada por la CAE, Consell d'Agricultura Ecológica dependiente de la Conselleria d'Agricultura del Govern balear.

Los cereales para la elaboración del pan integral también se obtienen de las tierras de Can Martí, que cuenta con 126.000 metros cuadrados que desde hace unos meses gozan de la categoría de refugio de caza, lugar en el que está prohibida esta práctica deportiva. Otro de los atractivos de este centro de agroturismo de Sant Joan es su pequeña granja en la que los protagonistas son los pollinos Titán y Sidi, madre e hija respectivamente, que forman parte de la familia animal en la que abundan las gallinas, los patos y los gansos. Se trata de otro de los atractivos de este establecimiento hostelero que, según sus propietarios, «es el hotel de agroturismo de la isla con más sensibilidad hacia el entorno porque hacemos todo lo que está en nuestra mano para no contaminar el medio ambiente».

Los Brantschen han hecho de filosofía y manera de llevar el día a día un modo de vida viable y con mucho futuro. «Nuestra intención es la de servir de inspiración y ejemplo a otras personas y demostrar que es posible vivir siendo sensibles y respetuosos con la naturaleza», confesó el propietario. «También creemos que es importante poder ofrecer una vida mejor a nuestros hijos en un medio natural como en el que nos encontramos», agregó.

El tipo de clientela que acude a las instalaciones de Can Martí es diverso pero mayoritariamente procedente de la península. «La mayoría de los clientes españoles no suelen tener mucha sensibilidad hacia el medio ambiente pero hay otros que están muy bien informados. De todas formas intentamos dar todo tipo de información sobre el funcionamiento de nuestras instalaciones y los beneficios que aporta la práctica diaria de ciertos gestos sensibles y afines al medio ambiente», comentó el responsable del hotel. El consumo de productos de mercado justo completa la oferta.