Leer el tema en cuestión, subrayar los datos más importantes o memorizar. Estos son algunos de los pasos que se recomiendan seguir para preparar un examen; pero a la hora de la verdad cada estudiante tiene su propio método para intentar salvar el curso. Estos días las bibliotecas de Eivissa están llenas de estudiantes que preparan desesperadamente los temidos exámenes de septiembre que comienzan el lunes. La última oportunidad para alcanzar ese ansiado cinco que se convierte en la frontera que separa la felicidad de la tristeza, el premio del castigo o lo que es más importante, el llegar estudiar lo que uno desea, del conformarse con otra carrera.

Algo así es lo que le ocurre a Jordi Tur, un regatista ibicenco de 17 años que en junio se quedó a las puertas, a falta de una décima, de poder entrar en la carrera de Naútica, en Cádiz. «Me faltaban dos décimas, reclamé y me quedé a una», recuerda este deportista que participó en el campeonato de Europa juvenil. «Sólo llevo un par de semanas estudiando pero creo que será suficiente, le dedico unas 6 o 7 horas al día», puntualiza.

Los hermanos Garchitorena estudian juntos en la biblioteca de Eivissa. A Iñaki, quien acaba de cursar 1º de bachillerato, le han quedado cuatro: «Lengua, Catalán, Filosofía y Física y Química». Dentro de lo que cabe no le ha sorprendido el tener la agenda de septiembre tan completa. «Normalmente no las apruebo todas», confiesa. El hermano mayor, Ricardo, ya está en la Universidad, estudiando Biología. «Me cogí demasiadas para ser el primer año y decidí no presentarme a algunas», explica. Casi ninguno se atreve a confiar categóricamente en el aprobado, pero todos tienen esperanzas.

Los primeros días de septiembre serán claves para Raúl Gayoso y José Miguel Guasch, dos estudiantes de Informática de Sistemas, que han suspendido cinco y seis asignaturas respectivamente, o como rectifica José Miguel a los pocos minutos, «más de las que me gustaría». Los dos amigos se lo toman con buen humor e intentan amenizar las largas mañanas en la biblioteca de Can Ventosa. Aseguran que se trata de una carrera «bastante difícil». José Miguel lo tiene claro: «Este año estudiaré más». La mayoría de estos chavales no ha trabajado en verano y ha tenido varios meses para preparar esta dura prueba, aunque al final casi todos reconocen que no han empezado a estudiar hasta el mes de agosto. Una excepción es Esther Serra, quien ha trabajado hasta hace una semana. «Tengo tres de primer o de Fisioterapia; no me sorprendió porque las llevaba bastante mal», comentó.