Ante todo, un poco de historia: a mediados de los años sesenta, mientras los grupos españoles intentaban competir comercialmente con las listas inglesas y norteamericanas de pop, la banda madrileña Los Sonor (Manuel Fernández Aparicio, teclista; Antonio Martínez, guitarra) y la afincada en Mallorca Mike & The Runaways (Michael Volker Kogel -apodado «Kennedy»-; Miquel Vicens, bajista; Pau Sanllehí, batería) se fusionaron en Los Bravos, que triunfaron rápidamente con una amalgama de beat británico y soul que irradiaba frescura, espontaneidad y, sobre todo, muchísima «garra».

El éxito del grupo empezó al darse a conocer en el poderoso trampolín radiofónico «El Gran Musical» y a partir de entonces conquistaron el mercado español, llevando luego su particular operación triunfo por todo el mundo, de la mano del mánager y productor francés Alain Milhaud, popularizando hasta la histeria colectiva temas como «La moto», «La parada del autobús», «Los chicos con las chicas» pero, sobre todo, un «Black is Black», pieza de los británicos Tony Hayes, Steve Wadey y Grainger, que el 16 de julio de 1966 escalaba hasta el segundo puesto de las grandes listas de éxito británicas y más tarde hasta un tercer lugar en las listas del Billboard y Cashbox estadounidenses.

El sueño fue breve: en 1968 se suicidaba el teclista Manolo Fernández, tras una profunda depresión causada por la reciente muerte de su mujer en s'Esglaieta, al salirse de la carretera el coche que él mismo conducía. Luego llegaría una época de dispersión en el grupo que culminaría en los 90 en otra tragedia, al morir el guitarrista Tony Martínez en accidente de moto en Madrid.

A partir de ahí, Mike Kennedy empezaba una carrera en solitario con distintas formaciones, mientras que por su parte, Los Bravos, que habían adoptado a Robert Wright en 1969, con quien grabaron «Individuality», daban paso finalmente a Andy Anderson, vocalista de The Warriors (hoy predicador en la Isla de Whight) y hermano de Jon Anderson, leyenda viva del grupo Yes.

Pero la historia vuelve a demostrar que no hay «silencio» que cien años dure, porque ayer Mike Kennedy, Pau Sanlleí, Miquel Vicenç, todos ellos originarios de los legendarios Los Bravos, viajan a La Habana, Cuba, invitados por el también legendario cantante cubano Francisco Repilado «Compay Segundo», en cuya fiesta de 95 cumpleaños presentarán el menú de su nueva andadura musical con sus nuevos compañeros de aventura, los guitarristas Tony Obrador (otro histórico) y Fernando Blanco y el teclista inquense Paco Beltrán, que a sus treinta años es el benjamín del grupo. Está previsto que coincidan en la fiesta de Compay con Ana Belén, Víctor Manuel, Juan Perro, Raimundo Amador, Joan Manuel Serrat y que actúen en el Hotel Riviera, en el Hotel Internacional de Varadero y en Tropicana.

De regreso a España, dicen que piensan lanzar de nuevo su repertorio por todo el mundo. Vuelven los duros ensayos, las pruebas de sonido, giras, grabaciones de discos y directos fulminantes. Como en la película de Garci: «Volver a empezar».