El Govern ultima la instalación de los 30 km de canalizaciones que conectarán las dos desaladoras de la isla.

La interconexión de las desaladoras de Sant Antoni y Eivissa ya está casi lista, pese a que acumula un retraso de varios meses sobre las previsiones iniciales. El director general de Recursos Hídricos del Govern balear, Antonio Rodríguez Perea, explicó a este periódico que en febrero el agua desalada procedente de la planta de Sant Antoni ya llegará hasta Eivissa ciudad.

Al margen de que aún no esté construido el depósito regulador de Sant Rafel, el agua correrá por las tuberías por gravedad. «Desde Sant Rafel hasta Eivissa todo es bajada por lo que no habrá ningún problema para que el agua fluya desde una punta a otra de la interconexión», aseguró Rodríguez Perea.

El nuevo circuito de agua desalada, sin embargo, aún no tendrá continuidad hasta Santa Eulària. «No será posible por ahora ya que el trazado hasta Santa Eulària tiene muchos obstáculos zigzagueantes, por lo que, en este caso, si es necesario el depósito regulador», explicó Rodríguez Perea.

El director general de Recursos Hídricos indicó que en cuestión de semanas la planta desaladora de Sant Antoni también abastecerá toda la zona de Cala de Bou. El Ayuntamiento de Sant Josep tiene previsto construir un depósito regulador para distribuir el agua en la red del municipio, pero, según, Rodríguez Perea, al margen de ello, los residentes en la zona de Cala de Bou ya podrán beber en breve agua desalada. «Es cuestión de días», subrayó el director general del Ejecutivo autonómico.

La Conselleria de Medi Ambient prevé que la interconexión de las desaladoras reduzca casi a la mitad (43 por ciento) las extracciones de los acuíferos de la isla. Esta unión de las dos plantas permitirá la desalación de un total de 21.600 metros cúbicos de agua, más del doble de la capacidad actual. La planta de Sant Antoni, que puede llegar a desalar 8.000 metros cúbicos al día, funciona al 30 por ciento de su capacidad. La interconexión permitirá que las dos desaladoras funcionen al 100 por cien todos los días del año. El nuevo circuito está formado por 30 kilómetros de tuberías que conectan Sant Antoni, Eivissa y Santa Eulària, una estación de bombeo en Sant Antoni y un depósito regulador en Sant Rafel, con capacidad para 2.000 metros cúbicos.

El Ejecutivo autonómico pensaba que la instalación de la kilométrica canalización estaría lista el verano pasado. Las obras tienen un coste de siete millones de euros (1.164 millones de pesetas), buena parte de los cuales serán pagados con fondos de cohesión de la Unión Europea.