La plaga de leptinotarsa decemlineata, conocido popularmente como escarabajo de la patata, detectada por primera vez en la isla hace tres años en una finca de Santa Eulària, parece que está remitiendo. Las acciones emprendidas por el Consell Insular para detectar nuevos focos de este insecto, así como su tratamiento, están dando resultados. Un equipo de siete personas llevó a cabo el año pasado (dos durante mayo, junio y julio y cinco durante el resto de la campaña) una prospección en toda la isla para conocer el alcance real de la plaga y detectó que el área afectada por el insecto bajó notablemente entre la campaña de primavera (la siembra se lleva a cabo en febrero o principios de marzo y se recoge en un plazo de tres meses) y la cosecha de patata tardía (a finales de año).

Concretamente en la zona de Santa Eulària, donde a principios de año el 92 por ciento del área de prospección delimitada estaba afectada por el insecto, se pasó a tan sólo el 7'4 por ciento. Hubo otras unidades de prospección, con un 85'15 por ciento del área infestada, por ejemplo, que en la cosecha tardía ya no se detectó el insecto. Las siete personas contratadas por el Consell Insular barrieron el año pasado un área de más de un millón de metros cuadrados, distribuida en nueve zonas distintas: 746.092 de patata tardía y 272.645 de patatas de ventura. Este equipo también llevó a cabo los tratamientos fitosanitarios para combatir la plagas, así como las revisiones posteriores para evaluar los resultados.

El Consell puso en marcha este plan de choque al detectar un aumento del radio de acción del escarabajo. La plaga se detectó por primera vez en la bodega de Can Guasch, en Santa Eulària, pero después también se halló el insecto en fincas de Sant Llorenç y es Canà. El insecto, que también se desarrolla sobre berenjenas, se alimenta de las hojas y, como consecuencia, quedan reducidas a los nervios. El escarabajo mide un centímetro, tiene forma redondeada y su color es amarillo o anaranjado.