Hace poco más de un mes que los hamaqueros de la empresa Ibifor, que engloba a concesionarios de es Cavallet y ses Salines, junto con los de Formentera están en pie de guerra con la consellera de Medi Ambient del Govern de les Illes Balears, Margalida Rosselló. La causa de este enfrentamiento es la reducción del número de hamacas en las playas situadas dentro del Parque Natural de Cala d'Hort. Si la iniciativa sale adelante, más de una familia verá mermada considerablemente su única fuente de ingresos. Las familias de Margarita Marí y José Medina en ses Salines, y de José Ramón Buetas y Patricia del Río en es Cavallet son dos de las afectadas por esta medida que conocieron al inicio de la temporada, coincidiendo con la Semana Santa.

Margarita Marí y José Medina poseen en la actualidad 40 tumbonas de una concesión heredada del padre de Margarita, Joan Marí Torres, que inició el negocio en 1977. «Cuando empecé tenía 76 hamacas, varios velomares y un kiosco de prensa que hace un par de años ya me obligaron a cerrar», explica Joan, ya jubilado pero dolido con el recorte. «Antes se pedían menos cosas y todo era menos complicado pero con decisiones como ésta lo único que se va a conseguir es destruir el turismo que viene a la isla», comenta disgustado.

Su hija y su yerno, padres de tres varones, Manuel de 21 años, Joan de 15 y Josepet de 2, piensan igual. «Con el recorte de cuarenta tumbonas pasaríamos a tener dieciséis o diecisiete, menos de la mitad», confiesa Margarita. «Nos iremos al garete», añade José, que explica que la reducción de hamacas no es una solución a la masificación de la playa: «Aunque se reduzca el número de tumbonas la gente va a seguir viniendo igual a ses Salines», dice.


Eva Estévez