L.F.A/EFE
Las Balears lograron el pasado mes de abril ocupar el 36,4 por ciento de las plazas ofertadas de turismo rural, la ocupación más alta del conjunto de España, según informó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE). De acuerdo con este informe, durante el mes de abril se ocuparon el 24 por ciento de las plazas ofertadas en alojamientos de turismo rural en el conjunto del Estado y se alcanzó una ocupación del 40,6 por ciento durante los fines de semana.

Alrededor de 3.350 viajeros se alojaron en alguno de los 113 establecimientos de turismo rural abiertos el pasado mes de abril en Balears, que, con una estancia media de 6,41 días, se coloca como la segunda comunidad autónoma donde los turistas de este tipo pasan más tiempo. De los 113 establecimientos del archipiélago, 15 están asentados en Eivissa y Formentera. La oferta de habitaciones oscila bastante, desde cinco a 17.

Pedro Matutes, presidente de la Federación Hotelera de Eivissa y Formentera que agrupa a varios de estos establecimientos, valora estos datos de ocupación como «muy positivos» pero matiza que no es comparable con las cifras de descenso de los hoteles grandes y convencionales ya que se trata de «un producto claramente diferenciado y de una alta calidad con un volumen de plazas muy pequeño». Los establecimientos tienen de cinco a diez habitaciones, explica Matutes, por lo que «la ocupación suele ser alta», sobre todo ahora que están tan de moda como atractivo turístico.

El turismo rural, además, «ha sabido aprovecharse muy bien de las nuevas tecnologías, ya que el tema de reservas por Internet lo «trabajan mucho mejor», afirma el hotelero.

Teniendo un ramillete de hoteles como el que hay en Eivissa «es evidente que tiene que funcionar bien». Las razones son que «dan un nivel de confort muy superior, mucha tranquilidad y la oportunidad de realizar actividades complementarias». Para el presidente de los hoteleros el hecho de que existan este tipo de establecimientos «prestigia» y no sólo a ellos sino a toda la isla.

Matutes cree que la gestión de los rurales es un ejemplo a seguir. «Los grandes hoteles han pasado un proceso de enfrentamiento con las instituciones que ha consumido demasiadas energías; lo que hay que hacer es dedicar este esfuerzo a repensar la federación como organización, y a que los propios asociados mediten de qué manera pueden comercializar mejor, vender mejor y ganar más dinero para invertir. «Es una carrera de obstáculos y hay que trabajar más para ganar», sentenció.