SARA YTURRIAGA
La acogida de la primera Ruta Solidaria a Pie ha superado las previsiones más optimistas de los organizadores. Gracias a las 600 personas que han participado en este itinerario y a las once empresas que han colaborado con la iniciativa, se han recaudado más de 12.000 euros, cantidad que se destinará íntegramente a la puesta en marcha de diversos talleres para personas discapacitadas. La idea, que ha partido del Ayuntamiento de Sant Antoni, era sencilla: convocar al mayor número de personas para realizar una ruta de senderismo que combinará el placer de disfrutar del campo ibicenco con la posibilidad de ayudar a las personas que lo necesitan. Cada uno de los participantes debía buscarse un spónsor, ya fuese un amigo, un familiar o una empresa que colaborase económicamente. «Para mí lo más importante es que ha quedado demostrado que hay mucha gente que apoya a los discapacitados, y ellos lo han podido ver hoy con sus propios ojos», comentaba satisfecha la concejal Lidia Prats.

Por otra parte, todas las empresas que han colaborado se comprometían previamente a construir una rampa para minusválidos en algún punto del municipio, proyecto que se estudiará en las próximas semanas. El itinerario de la segunda jornada partió de Sant Rafel en dirección al Passeig de ses Fonts de Sant Antoni, después de que los más valientes hubiesen pasado la noche en Buscastell. Hoy, a mitad de camino, un grupo de discapacitados se ha unido a la amplia comitiva. Ha sido uno de los momentos más emotivos. Personas en silla de ruedas o invidentes acompañados de los perros-guía han demostrado que con apoyo pueden superar todas las barreras. A partir de la una de mediodía los excursionistas comenzaron a llegar a Sant Antoni. Entre los primeros, el presidente del Consell, Pere Palau, un tanto fatigado, y el alcalde de la villa de Portmany, José Sala. Allí les esperaba una copiosa comida (a base de chuletas y chorizos asados allí mismo), distintas actuaciones, el sorteo de un viaje a Port Aventura y actividades prácticas como la ideada por la ONCE, que construyó un itinerario repleto de obstáculos en el que mayores y pequeños pudieron comprobar, con los ojos tapados, la realidad de un invidente. Carmen Riera y Julia Sánchez forman parte de las asociaciones 'Ibiza y Formentera sin drogas' y 'Magna Pitiusa' respectivamente. Ninguna quiso perderse esta cita, al igual Anabel y Alicia, dos jóvenes que aunque acabaron con ampollas en los pies hicieron el recorrido completo.