Intercambio cultural y gastronómico

Jamaica, Alemania, Argentina, Colombia, Marruecos, Italia, Holanda y un sinfín de países estuvieron representados, Formentera como anfitrión también tenía su mesa con manjares típicos, y allí, cuantos se pasaban por la carpa probaban el vino caliente suizo, el ponche con ron de Jamaica, el té marroquí, cerveza argentina o chianti italiano por citar algunas de las bebidas; en el apartado de la comida la oferta era absolutamente tentadora ya que podían degustarse desde tamales, enchiladas, cocas a ensaladas de patatas al estilo teutón, cous-cous típico del Magreb, guisados del Lancashire elaborados en lenta cocción de casi tres horas con ingredientes como cuello de cordero, patatas, zanahorias, cerveza negra y una salsa especial u holandeses como un potaje de verduras y albóndigas o licor de huevo con nata, raclettes a base de queso y patatas típicas de la Confederación Helvética, y una larga oferta gastronómica en la que figuraban la ensalda cole slow, el arroz con alubias rojas o el pollo al curry al estilo jamaicano; los postres igualmente variados, pasteles de manzanas, compotas variadas, crêpes o macedonias de frutas con crema hicieron que desde poco después de las once de la mañana la carpa fuera un maremagnum gastronómico en el que los asistentes deambulaban de puesto en puesto catando todo tipo de manjares. Ni la lluvia que apareció a media mañana restó colorido a esta jornada que resultó todo un éxito y que por ello tiene garantizada su continuidad.