Va a ser un verano atípico en lo que se refiere a la estadística turística, puesto que si la cifra de visitantes en los aeropuertos de Maó, Eivissa y Son Sant Joan van al alza, no sucede lo mismo con los niveles de ocupación, que no crecen al mismo ritmo o porcentaje. Cada año pasa lo mismo, pero ha sido en esta temporada cuando los hoteleros han lanzado la voz de alarma de la competencia que están teniendo con la oferta residencial, reglada o no reglada.

Para el tejido empresarial insular, léase comercios, bares, restaurantes, cafeterías, oferta complementaria, transporte y grandes superficies, lo que importa es que los visitantes, sean o no nacionales, paseen, consuman, hagan uso de los servicios, en definitiva que realicen el mayor gasto posible, aunque ello depende al final del poder adquisitivo de los que llegan a las Islas para pasar sus vacaciones.

En los gráficos adjuntos se puede apreciar la cifra global de visitantes en Balears y su desglose por islas, así como por mercados y la cuota de los mismos en cada una de las cuatro islas.

La dependencia de cada mercado va condicionada por la evolución que tengan los dos grandes mercados emisores, Alemania y Reino Unido. Los británicos son el primer mercado en Menorca y Eivissa, aunque en Mallorca han logrado incrementar su cifra de forma espectacular en los últimos cuatro años y han estado a punto de ser también el primer país emisor de turistas por la caída en picado del turismo alemán. Este verano, a tenor de las ventas de reservas, la situación se va a consolidar, pero todavía es una incógnita saber en qué porcentajes de crecimiento se van a mover por el efecto que están teniendo las ventas de último momento en Alemania, que sigue una tónica creciente por la recuperación de su imagen turística en el último año.

Las actuaciones promocionales realizadas en Alemania y el Reino Unido para incentivar al máximo las ventas de reservas de último momento, han resultado todo un éxito. Y es que entre el 40 y 50 por ciento de los turistas extranjeros reserva sus vacaciones con menos de dos meses de antelación, a diferencia de años anteriores. Esta cambio sustancial es fruto de la penetración de las nuevas tecnologías, el efecto positivo de las compañías de «low cost» (bajo coste) y la proliferación de ofertas de último momento. Esta estrategia ha pillado con un pie cambiado a los touroperadores, hoteleros, instituciones y organismos encargados de la promoción turística.