Michael E. Huse y Bernd Schmitz son los dos alemanes que se encontraban en el interior del bloque de apartamentos del Residencial el domingo pasado cuando el edificio se desplomó como consecuencia del deslave de la montaña. Pese a la orden de desalojo del inmueble decretada por el Ayuntamiento de Sant Josep hace un año, Huse y Schmitz seguían viviendo en sus respectivos apartamentos para vigilar el edificio y evitar así el saqueo de las viviendas vacías.

Su presencia no fue suficiente, no obstante, para evitar que hace unos dos meses, según cuenta Huse, unos cacos entraran en uno de los apartamentos y se llevaran casi todos los electrodomésticos de la cocina. Huse y Schmitz acudieron ayer a sus pisos, que se mantienen intactos (sólo el de Huse tiene una grieta de importantes dimensiones en la cristalera del salón), para recoger lo poco que quedaba en el interior. Huse es director de cine y desde diciembre trabaja en el guión de una serie para la televisión que proyecta filmar la Escuela Internacional de Cine de Sant Josep. Huse explica que los protagonistas de esta comedia son una familia payesa de la isla. Schmitz es pintor.

Huse recuerda que el domingo pasado a primera hora de la mañana ya oía como crujían las paredes de los inmuebles y que, tal como explicó a este periódico uno de los testigos, algunas barandillas salían disparadas. Fue a las 12,30 horas aproximadamente, recuerda Huse, cuando parte de la estructura cedió y se fue abajo. Este alemán afirma que es «una víctima de lo sucedido» y recuerda que hace «cuatro años el edificio estaba perfectamente y no había ningún problema». «Luego empezaron a quitar los árboles de la ladera para construir más, y hace dos años se llevó a cabo una excavación que agravó la inestabilidad del talud». «Después de las obras de excavación de la montaña vino el desastre», subraya Huse, que, tras pasar unos días en el hotel es Pins con cargo al Ayuntamiento, se ha trasladado a otro apartamento.

Recuerda este director de cine alemán que el bloque de apartamentos el Residencial fue casi lo primero que se construyó en la urbanización Vista Alegre y que las edificaciones posteriores han provocado «todo este desastre». La excesiva carga de las escolleras instaladas frente a algunas de las casas, apunta Huse, es otra de las causas que ha provocado el corrimiento del terreno tras las intensas lluvias. Este análisis coincide con el que vienen realizando los entendidos.

Raimundo Gómez, director de HO Geofísica balear, la empresa de geotecnia que ha estudiado el movimiento de esta montaña y ha apuntalado la mayoría de las viviendas de la zona, explicaba esta semana que un metro cúbico de escollera tiene un peso de casi dos toneladas por metro cúbico. Tres de los inmuebles de la zona de riesgo tienen en el frente un muro de contención con estas pesadas piedras. El desmonte de la parte baja de la ladera para la construcción de más viviendas agravó, según este especialista, la deficiente estabilidad del talud. A finales de marzo ya hubo un primer corrimiento de aviso que sólo afecto a la carretera de acceso a las casas. No dañó a los inmuebles porque la línea de rotura del suelo no llegó hasta la base de los micropilotes sobre los que se asentaban.