El coche de la novia entra a gran velocidad en la iglesia fortificada, tapado por grandes telas que impedían la visión desde fuera. Foto: M. ARTIGAS

Patadas, empujones, amenazas, codazos y maltrato físico a periodistas y vecinos de Sant Miquel. Ese fue el comportamiento de los empleados de seguridad privada que el piloto de Súper bikes Fonsi Nieto contrató para la celebración de su boda con la modelo Ariadne Artiles.

La ceremonia religiosa tuvo lugar en la iglesia de Sant Miquel de Balansat cuyo entorno parecía ayer tierra de nadie. Porque si bien el enlace se celebró a las 14'00 horas, los conflictos comenzaron por la mañana cuando al menos 20 empleados de seguridad privada llegaron al lugar con una cinta de precinto del Ayuntamiento de Sant Joan y con el objetivo de cerrar al público el acceso a los locales anexos a la iglesia (un estanco y una tienda de souvenirs) que ayer, como cualquier día laborable, trabajaban con el turismo que se acerca para visitar esta parroquia del siglo XIV. El permiso municipal era, según el alcalde Antoni Marí Marí, «para ordenar el tránsito» que una boda de estas características puede convocar. Pero a la calle cortada sólo accedieron algunos taxis y coches, ya que los invitados a la ceremonia no superaron las 60 personas. A pesar de la tensión, la seguridad privada se permitió invadir el tejado de uno de los vecinos porque había permitido a una televisión subir para tomar imágenes del patio de la iglesia. Y desde ese momento, los problemas no hicieron más que empezar.

La misma iglesia fue otro de los puntos fuertes de la polémica ya que los tres arcos que permiten el acceso al patio de entrada fueron cubiertos con grandes sábanas blancas para que ninguna imagen del enlace fuera captada por la prensa. Allí, los empleados de seguridad no dejaron entrar a nadie desde por la mañana, por más que dentro del recinto se encontrara una biblioteca pública que en condiciones normales puede ser utilizada. «Venimos desde Madrid y hoy nos tocaba ver esta iglesia», explicaba Aurelia, una señora que hacía turismo por primera vez en Eivissa y que regresó, junto con el tour de 80 personas con el que venía, sin conocerla.

«No tenía idea de que le habían faltado el respeto a la gente del pueblo», comentó el párroco Vicent Ribas una vez que terminó de oficiar el enlace, «y además nadie ha pedido permiso para cerrar la iglesia», agregó. Tampoco, al parecer, Ribas sabía que antes de que llegara habían sacado a empujones a señoras, señores y personas mayores que también intentaron a entrar al templo.

En busca de razones para tantas molestias ocasionadas en un pueblo tranquilo y amable como es Sant Miquel, aparece un motivo, que, cómo no, es el económico. Según los periodistas de la prensa del corazón allí apostados, la cuestión no sería otra que una exclusiva que Nieto y Artiles habrían firmado con la revista Hola, por la cifra de 480.000 euros, siempre que esta publicación y sólo esta tuviera las fotografías del enlace, un reportaje que por el mismo precio incluiría las fotos ya publicadas de Artiles luciendo diferentes vestidos de novia y también luna de miel de la pareja. Es decir, violencia por dinero para un piloto que, hasta hace muy poco, juraba que nunca había vendido su vida privada. Pero ya se sabe, ante una buena oferta...

Novios e invitados
Desde las 11'00 horas, las quejas de los vecinos y las constantes amenazas a la prensa hicieron que nadie se sorprendiera con la llegada del novio. Porque, con el camino despejado, Fonsi Nieto corrió la carrera de su vida a bordo de un coche gris, modelo Audi 6, entrando a toda velocidad y poniendo en peligro a las decenas de personas que allí se encontraban, ante la presencia de los cinco guardias civiles que fueron convocados ante los malos modos de la seguridad personal. Con buena mano, Nieto pudo entrar por uno de los tres arcos que permiten el acceso a la parroquia, maniobra que no pudo repetir el conductor de la novia, cuando, a su llegada, chocó con una de las paredes de la entrada a la iglesia.

Y así fue, la llegada de Ariadne Artiles tampoco tuvo desperdicio. Como si fuera una princesa, su BMW fue escoltado por la seguridad en un momento de mucha confusión en el que la prensa y los vecinos se mezclaron, se escucharon abucheos y ocurrió la mayoría de las agresiones a cualquiera que se acercara al coche. Los vidrios del vehículo, cubiertos por cortinas, no dejaron ver ni el reflejo de la novia.

La mayoría de los invitados llegó al enlace caminando, y entre ellos, el tío del novio, Àngel Nieto. Muy elegante, este ibicenco de adopción que tiene a la isla como su primera casa, no tuvo problema en hablar con la prensa. El campeón aseguró que la noche anterior había estado con el novio y que lo había visto un poco nervioso. «Acabo de llegar de Estambul y estoy muy contento de que mi sobrino se case en una isla que yo quiero mucho. Espero que se lo pasen bien y que tengan muchos hijos», expresó antes de entrar a la iglesia.

La llegada de Nati Abascal, el único personaje conocido de la ceremonia religiosa, también fue para coleccionar porque la duquesa de Feria llegó en vaqueros y zapatillas, posiblemente para que su vestido exclusivo no fuera fotografiado por los medios de comunicación. Y para más vestidos, el de la novia, que según algunos invitados consistió en un diseño de gasa con puntillas, con un escote imperial con otro escote muy pronunciado en la espalda, que se completó con una mantilla estilo zíngara.

Y eso que en esta isla ha habido bodas de la aristocracia y de la fama, en las que lo único que se reflejó fueron sonrisas y alegría.

Luciana Aversa