La climatología también jugó una mala pasada a la rúa de Carnaval de Formentera, que este año debía celebrarse en Sant Francesc, pero ello no fue óbice para que muchas personas, en especial los más pequeños, se disfrazaran y pasearan por las calles de la capital. Algunos pequeños estaban desconsolados por haberse suprimido el desfile, mientras que otros lucían ufanos sus disfraces y se contentaban con la satisfacción de sentirse protagonistas.

Hubo adultos que no se arredraron por el mal tiempo y comparecieron igualmente disfrazados mientras que otros llevaban el kit de ropa y maquillaje en el vehículo por lo que pudiera pasar. En Formentera parece que el Carnaval cobra cada año más fuerza. No se vio, eso era obvio, ninguna carroza ni comparsa ya que la lluvia hubiera podido estropear en pocos minutos el laborioso trabajo de muchas semanas preparando alegorías a temas de actualidad al estar muchas de ellas engalanadas con papel o cartón.

Si entre los niños había de todo, como es normal, desde Shreks a Batmans, piratas, princesas o atavíos de difícil identificación. El toque oriental, aunque lógicamente muy inspirado en la gran pantalla, lo pusieron los mayores ya que al menos se vieron media docena de geishas (las más logradas eran hombres), brujas, samuráis y un sinfín de disfraces que demostraban que la imaginación no tiene límite y las ganas de divertirse menos, por más que las condiciones meteorológicas cumplieran su amenaza de desplomar sobre la isla una intensa lluvia a la que a ratos acompañó un fuerte viento. El dato curioso, al menos para este rotativo, fue que el diseñador Jesús Costa, emuló la imagen del corresponsal de Última Hora, adoptando algunas de sus señas más identificativas: el senalló, las gafas oscuras, la barba y una vestimenta más que informal, amén de llevar bien visible una edición de este periódico. Las ganas de divertirse, al final, sólo se mojaron a medias. Quedaba todavía por delante un largo día en el que continuar con las chuflas propias del Carnaval. G. R.