El president del Govern y del PP balear, Jaume Matas, admitió ayer por primera vez que se reunió con el para entonces alcalde de Andratx, Eugenio Hidalgo, y que éste le transmitió su inquietud y preocupación ante la posibilidad de que fuera a «pasar algo».

Matas reveló ayer tras el Consell de Govern que el ex alcalde, ahora detenido, le pidió audiencia una semana antes del inicio de la «operación Voramar» y que le transmitió que «iba a ocurrir algo» al notar un incremento de policía en su entorno.

Matas se refirió a este asunto al ser preguntado si él o alguien del Govern había avisado a Hidalgo de que se le estaba investigando y que podía ser detenido.

La revelación no es baladí y puede tener repercusiones políticas, ya que la Guardia Civil confirmó ayer mismo que se filtró información previa a los registros.

El president señaló que «bajo ningún concepto» avisó a Hidalgo. No obstante, dejó claro que de algo se percató en aquella reunión y «en otras» que mantuvo en días anteriores: que Hidalgo sabía que podía tener problemas y que le hizo partícipe de los mismos.

Matas recordó que el alcalde le había pedido audiencia para hablar de «temas del Ajuntament» pero pronto se percató de que «no era eso lo que le preocupaba y además daba explicaciones que nadie le pedía».

El president no respondió con claridad a una pregunta efectuada por este diario durante la rueda de prensa posterior al Consell de Govern: si no había tenido la sensación de que Hidalgo acudía a pedirle «ayuda».

La vicepresidenta Estaràs, presente en la sala de prensa y sentada en los asientos de los medios de comunicación, negó con la cabeza y Matas dijo que «al llegar a este apartado, la respuesta es contundente, el código ético del partido: dimisión inmediata y asunción de responsabilidades».