M.A.
Los miembros de la ponencia técnica de Patrimonio se reunieron ayer por segundo día consecutivo en la sede del Consell para abordar, entre otras cosas, la conversión del castillo de Eivissa en Parador Nacional. El conseller insular de Patrimonio, Joan Marí Tur, adelantó que los técnicos «no han encontrado graves problemas para aprobar en un primer paso este proyecto» y que «todas las facilidades que el Consell ha prometido dar a este tema se harán realidad a finales de la próxima semana o la siguiente», cuando está previsto convocar la Comisión Insular de Urbanismo y Patrimonio (Ciotupha). El conseller aseguró que con esta actitud la máxima institución pitiusa demuestra «una vez más que el alcalde, Xico Tarrés, y la portavoz del Pacte, Pilar Costa, se equivocan de arriba a bajo con mucha mala intención cuando dicen que el Consell quiere poner dificultades a los proyectos del Ayuntamiento y, en este caso, del parador». Lo que se pone en evidencia es, según Marí Tur, que «quien quiere meter cizaña en las relaciones institucionales no es precisamente el equipo de gobierno insular».

El conseller de Patrimoni también explicó que las observaciones que ha realizado la ponencia van en la línea de «ajustar estrictamente cualquier decisión a la Ley de Patrimonio 12/98, siguiendo el mismo criterio que se ha empleado en las obras de mejora viaria».

A las dos reuniones de la ponencia asistieron el presidente del Colegio de Arquitectos, Antoni Marí; el arquitecto Joan Prats; el arquitecto técnico Pablo Valverde; el representante de las instituciones culturales, Ernesto Escandell; el técnico de arqueología Joan Ramon; y el director insular de Patrimonio, Antoni Arabí. También asistió la arqueóloga del Ayuntamiento de Eivissa, Rosa Gurrea, invitada por el presidente del Consell, Pere Palau, y Marí Tur. También se había invitado al arquitecto autor del proyecto del parador, quien finalmente no pudo asistir, aunque tiene la intención de estar presente en la próxima reunión de la Ciotupha.

Las obras de reforma del castillo para convertirlo en parador tendrán un coste aproximado de diez millones de euros, según el proyecto de Turespaña que ahora estudia el Consell.