Las primera noria fue creada en 1893 por el arquitecto George Ferris para la exposición universal de 1893 en Chicago. Aquella primera noria medía 93 metros de altitud, desde entonces las norias han modernizado su mecanismo y su apariencia pero siguen manteniendo el espíritu festivo original.

Santiago lleva toda una vida en el negocio de las norias. La que está funcionando actualmente la heredó de su padre hace quince años, el cual también viajó por toda España con esta noria. En mayor o menor medida, esta noria sigue siendo un negocio familiar y algunos primos y sobrinos de Santiago también trabajan con él. Actualmente, la noria está instalada al final del bulevar de Platja den Bossa. Dada su ubicación en un lugar evidentemente turístico, el público que se acerca diariamente a esta feria es extranjero en su mayoría, sobre todo inglés e italiano. «Los ibicencos suelen venir más durante el fin de semana», comenta Santiago. Los clientes más numerosos son las familias. Muchísima gente se siente atraída por el aire nostálgico que evoca esta noria y que recuerda a los parques de atracciones de los años 50. Lo que muchos no saben es que la altura que alcanza parece mucho mayor desde arriba.

Santiago recuerda entre risas, como el vértigo ha traicionado muchas veces la travesía de algún cliente: «Muchas veces, la gente sube y una vez arriba, me pide a gritos que le baje, porque le dan miedo las alturas». Como no es un mecanismo automático, siempre se puede bajar a un cliente que realmente lo esté pasando mal.

Pero la anécdota que recuerdan todos los que trabajan en las labores de mantenimiento diario es la de un paracaidista. Al parecer el hombre se lanzó desde un helicóptero, en medio de una exhibición con tan mala suerte que su paracaídas se quedó enganchado en medio de la noria y allí permaneció colgado hasta que fue rescatado por los bomberos. Este año, ha instalado su noria en el bulevar de Vila, en Santa Eulària y en Sant Antoni. Permanecerá hasta octubre en su ubicación actual, pero entonces viajará a las fiestas de Girona, donde al parecer cada año esta noria crea una gran expectación. Santiago ha recorrido media España con la noria y le tiene un gran cariño. Cada viaje cuesta 3 euros y dura unos 10 minutos, aproximadamente. L.T.