El colectivo ecuatoriano es el que más nacionalizaciones ha conseguido.

En el caso de las Pitiüses, los ecuatorianos también encabezan el listado, con 77 personas. A éstos les siguen los argentinos, con 39 nacionalizados, y los marroquíes, con 38.

Siguen los inmigrantes de Colombia, con 22; los de Filipinas, con 18, y los de Uruguay, con 12. También se contabilizarón un alemán, un argelino, tres belgas, un boliviano, un bosnio, siete brasileños y cuatro chilenos.

La lista la completan cinco cubanos, tres estadounidenses, un guineano ecuatorial, un italiano, un iraní, un irlandés, un finlandés, un francés, tres mexicanos, un moldavo, seis peruanos, un portugués, un británico, dos dominicanos, un checo, un ruso, un serbio, un sirio, un suizo, un tadjukistanés, un tailandés y tres venezolanos.

El origen de las personas que consiguieron la nacionalidad española durante el pasado año es muy diverso, ya que los beneficiarios proceden de 78 países diferentes. Por otra parte, en el registro civil de Palma fue en el que se realizaron más solicitudes, exactamente 1.785.

De la procedencia de las personas que han conseguido la nacionalidad española (ver gráfico adjunto) se deduce que la mayoría de ellas proceden de países que atraviesan por dificultades económicas y, por tanto, vienen a las Islas buscando una vida mejor. Por el contrario, únicamente dos alemanes y cinco franceses han conseguido la nacionalidad española. La nacionalidad española puede adquirirse de origen (nacidos en España o de padre o madre adoptada), por opción o por residencia.

En el último caso, podrán conseguir la nacionalidad española aquellas personas naturales de países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial, Portugal o sefardíes con dos años de residencia en España o los nacidos en territorio español, entre otros.

Además, se puede adquirir por consolidación, es decir, aquellas personas que tengan una propiedad inscrita en el registro civil desde hace 10 años y con una utilización continuada.

Una vez que se ha notificado al interesado la concesión de la nacionalidad, el acto se formaliza con la promesa de fidelidad al Rey y obediencia a la Constitución y a las leyes españolas.