Para mí el tuning es la pasión por ser diferente al resto; no me gusta llevar lo que llevan los demás. Además, si cuando nos compramos una casa queremos modificarla a nuestro gusto, con nuestros muebles, ¿por qué no podemos hacer lo propio con nuestro coche?», afirma Rubén Lahora, un chico de 25 años que desde antes de tener el carné de conducir consumía revistas de coches y, en concreto, de una de las corrientes estéticas que está causando más furor en la isla, la personalización de los vehículos, más conocida como tuning. Según explica, su Opel Astra tiene varias modificaciones que son una extensión de su personalidad: «A todos los que tuneamos nuestro coche nos gusta que cuando llegamos a un sitio sepan quiénes somos con sólo ver el coche». Roberto Gutiérrez y Juanma Rodríguez también son dos apasionados de este fenómeno social. «Siempre nos ha gustado. Yo [Roberto] llevo unos seis años interesándome por el tuning, mientras que Juanma también lleva unos ocho años», asegura Roberto, que junto con Juanma regentan la empresa IBZ Tuning, un taller especializado en este tipo de trabajos en el que además también se dedican a la venta de productos relacionados con esta especialidad. ¿Se trata de una moda pasajera? «En Eivissa hay mucha gente que vive para el tuning, sobre todo chicos jóvenes, de entre 20 y 35 años. Una vez llegan a esta edad hay quien se suele seguir interesando, pero por unas modificaciones más suaves», explica Juanma. En este sentido, según cuenta Roberto, hay tantos estilos de tuning como personas, aunque se puede distinguir el tuning barroco (con mucha espuma dentro del coche y formas imposibles), el más fino (líneas depuradas y carrocería lisa) y el import, que es el más «bruto». ¿Qué es lo que más les piden sus clientes? «Hay quien opta por cambiar un poco la imagen de su coche, cambiando las llantas y tintando los cristales, por ejemplo, y hay quien escoge por hacer el exterior, el interior y el equipo de audio». ¿Y el precio? Depende de las preferencias por el tipo de material y el diseño: «Hay llantas que cuestan de 800 a 8.000 euros; con 10.000 euros se puede hacer un proyecto completo: por dentro, por fuera y con todo el equipo de audio montado», cuenta Roberto.

Las principales novedades del mundo del tuning son la fibra de carbono y las llantas: «Cuanto más grandes mejor y la suspensión neumática cuanto más baja, casi que toque el suelo, mejor», afirma Juanma.

María José Real