La posible instalación en Santa Gertrudis de una estatua del primer obispo de Eivissa, Manuel Abad y Lasierra, ha traído la polémica al Ayuntamiento de Santa Eulària. Una figura que ahora regresa del 1800 y que enfrenta al gobierno y a la oposición, que hacen dos lecturas diferentes de un mismo personaje. De aprobarse, la imagen de Abad y Lasierra podría formar parte de la plaza del pueblo en un futuro no muy lejano, plasmada en una estatua de bronce creada por el escultor Pedro Hormigo.

Se trata de un pedido del Obispado de Eivissa y Formentera, que en la actualidad se está estudiando, y cuya financiación podría ser compartida por el Consistorio y el Consell Insular, «tras un acuerdo verbal alcanzado entre el alcalde Vicent Marí y el presidente Xico Tarrés», según fuentes municipales.

Sin embargo, el proyecto aún está en fase de análisis, pero ya tiene a sus defensores y a sus detractores. En este sentido, por un lado está el grupo PSOE-ExC que asegura, entre otras cosas, que ha sido un obispo de «ideas absolutistas» y que «ha llegado a ser máximo responsable de la Inquisición Española». Por el otro está el gobierno, que defiende la figura «de un ilustrado, precursor de la modernidad y que quedó recluido en el monasterio de Guadalajara por haber querido reformar la Inquisición». En medio queda el proyecto de esta estatua de bronce, de un metro sesenta que, sentada sobre una silla sobre en dos pedestales, espera ser instalada junto a la iglesia del pueblo.