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uchos de ellos pisaban por primera vez Eivissa, una tierra que vio nacer a sus padres y abuelos. Los siete descendientes cubanos de la Operación Retorno del Govern Balear salieron cerca de las 10,00 horas del día de ayer del hotel en el que se alojan hasta el próximo lunes para visitar Dalt Vila, lugar en el que aprovecharon para retratarse con sus compañeros de viaje y los paisajes de fondo. «Mi padre fue muy joven a Cuba, pero nació en Dalt Vila. Tengo primos y primos segundos. Hace 12 años estuve cuatro meses viviendo con mi familia de aquí, por lo que conozco muchas cosas de la isla», explica Catalina Cardona, una mujer de 82 años que aseguró estar muy contenta con la visita: «La verdad es que me gusta todo lo que estamos viendo. Muchos de los descendientes de Balears nos agrupamos en el centro balear de Cuba». Algunos de estos descendientes ibicencos se atrevió incluso con la lectura en voz alta de los carteles en catalán, como Trinidad Costa, que siempre que cuenta a sus hijos la historia del abuelo, éstos le dicen que era un pirata: «Es muy cómico porque mi padre se metió de polizón en un barco que iba hacia Cuba porque mi bisabuelo era muy bestia cuando le regañaba, por eso se marchó. Siempre que mis hijos y yo hablamos de esta historia me dicen que lo que realmente pasaba es que era un pirata», afirma entre risas. Olga Ros Figuerola, de 82 años, tiene la esperanza de ver a sus primas María Catalina y Francisca de Formentera: «Mi padre era de allí; me gustaría mucho verlas, pero no creo que pueda ir hasta allí en barca». Y después de tanto paseo por el casco antiguo tocaba una deliciosa comida y la tarde libre para descansar o seguir haciendo turismo.

María José Real