Después de que el Ministerio de Medio Ambiente emitiera una declaración de impacto ambiental favorable para la ampliación del dique de es Botafoc, el presidente de la Autoritat Portuària de Balears (APB), Francesc Triay, desvelaba que se reunirá con el Consell y con el Ayuntamiento para lograr un «consenso» para el proyecto que contempla una explanada de 80.000 metros cuadrados.

-El anuncio de crear la comisión puede ser interpretado como una rectificación de la APB o un avance hacia un acuerdo ¿Qué significa realmente?

-El proyecto está bien dimensionado. Entre los profesionales todo el mundo coincide en que es una terminal de mínimos, por lo que no se debe reducir. Aunque con la declaración de impacto ambiental pueda poner en marcha la licitación, no quiero iniciar el procedimiento sin tener el asentimiento de las instituciones implicadas.

Si para llegar a un acuerdo debemos hacer ajustes que no alteren la sustancia del proyecto, ni los aspectos sobre los que hemos recibido la declaración, hablaremos porque esto debe ser una obra al servicio de Eivissa, no es algo que se decida construir al margen de las necesidades de la Isla. Al contrario, son esas necesidades las que conducen, por un proceso racional impecable, a que se debe hacer la obra. Ahora tenemos un proyecto con unas condiciones muy favorables, con una financiación buenísima en un momento en el que hay necesidad de hacer obras y de crear ocupación, así que vamos a hacer pequeños ajustes para que esto no se pierda.

-¿Qué no es negociable?

-No lo diré en metros porque no tiene sentido avanzarlo. La base del proyecto es la terminal de pasajeros que debe dar servicio a unas necesidades que nosotros estimamos en cuatro ferrys atracados de forma simultánea. Eso supone una estación marítima, superficies anexas para hacer las operaciones de preembarque, etc. Debemos contar con una estación a la altura de estos requisitos de pasajeros, de ese millón de usuarios que previsiblemente tendremos en Vila en poco tiempo, sin contar con los de Formentera.

- Dice que ahora no tiene sentido entrar a cuantificar...

-No es que no tenga sentido, es que ese es uno de los objetivos de la negociación.

-Pero es el número de metros lo que más se critica. Eso y la posibilidad de hacer un túnel para salir del puerto son los elementos que más han generado discordia.

-Sí, pero hay cierta confusión. El túnel está descartado y, además, está fuera de la zona portuaria por lo que no se podría hacer sin la voluntad de Consell y Ayuntamiento. Respecto a la vialidad, la avenida 8 d'Agost es suficiente para soportar el tráfico.

-¿Hasta qué punto un proyecto reducido sería viable? Por ejemplo, rebajar un 20% el terreno afectado sería útil o sería tirar el dinero?

-No estoy en condiciones de responder. Tengo mi opinión y tengo que convencer a las instituciones que todavía tienen reparos. Pero podría decir, simplemente para que se vea si estamos ante una obra desproporcionada, que en Maò tanto la cifra de pasajeros como la de mercancías son inferiores a los de Eivissa; pues allí tenemos 60.000 metros cuadrados disponibles y ampliaremos en 30.000 por las exigencias de los empresarios y de la funcionalidad del puerto.

- ¿Y no se podría haber constituido antes esa comisión para acelerar el proceso?

-Es que esta no ha sido la primera reunión que hemos tenido. Lo que nos está pidiendo el final del proceso es la declaración de impacto ambiental, que era una incógnita respecto a en qué términos se produciría. Y lo ha hecho en unos términos tan positivos que es el momento de decidir.

-Y ahora, en esa negociación, Autoritat Portuària tiene un elemento de apoyo más importante. Cambia la relación de fuerzas.

-No lo quiero plantear en esos términos porque formo parte de las mayorías políticas que gobiernan Consell y Ayuntamiento. Aunque no hay duda de que tenemos muchos más argumentos.

-El jueves hablaba de que el debate sería breve. ¿Eso apunta a que todo está hablado y prácticamente decidido?

-La comisión tiene una voluntad de permanencia porque el proceso de cambio del puerto durará años y habrá nuevos proyectos. Por otro lado, el tema apoyar la solución de es Botafoc es muy urgente.

- Cambiando de tema, un sindicato criticaba hace poco la falta de recursos y exigía una Autoritat Portuaria de las Pitiüses. Esta petición coincide con las dudas que algunos empresarios han expresado sobre la imparcialidad de la APB y la falta de inversiones.

-Que haya una diferenciación de inversiones es completamente falso porque con el dique de es Botafoc y con la reforma y ampliación prevista del puerto, Eivissa será el puerto con más acumulación de inversiones. Que alguien diga que prefiere tener una autoridad portuaria propia es un asunto del que no me tengo que ocupar porque es un problema de legislación estatal.

-Algunos críticos ponen el ejemplo de la captación de cruceros y se recuerda que aquí bajaron los atraques cuando en Palma crecían...

-El mercado de cruceros es libre y se mueve en función de las decisiones de las navieras. En Eivissa tenemos un problema de infraestructura. Es una cuestión de operatividad y no una decisión de ninguna institución para beneficiar a Palma.

-El cambio de concesión en Ibiza Nueva y el aumento de precios ha generado problemas. Se acusa a Autoritat Portuària de centrarse más en recaudar que en gestionar.

-Estamos en un mercado libre en el que somos sólo el árbitro. Los amarristas de base tienen una tarifa que, mientras no se hagan las mejoras, es la misma de antes. Los de tránsito tienen precios más altos que se corresponden a la nueva situación del mercado. El concesionario ya buscará barcos que le paguen esas tarifas.

-Pero la APB gestiona la concesión y debería vigilar qué precios se aplican...

-Naturalmente, se deben cobrar unos precios que estén dentro de las tarifas máximas y deben ser iguales para todos. Forma parte de nuestras obligaciones.

-Eso vendría a dar la razón a quienes dicen que se han autorizado subidas excesivas.

-Primero, a ninguna embarcación de base se le ha subido nada ni se le subirá hasta que no se hagan las mejoras. Entonces las instalaciones serán de más calidad y habrá una inversión que recuperar, por lo que los precios serán más altos, aunque no demasiado.