Los hoteleros temen por la rentabilidad de sus negocios. El aumento de los costes experimentado este año y la ya prevista continuación en 2009 ponen en entredicho la viabilidad de las cuentas de ambos ejercicios dado que las tarifas que se van a aplicar a los touroperadores se van a mantener inamovibles o crecerán en niveles que, con suerte, pueden ser un punto o punto y medio superiores a la inflación.

«Las subidas de precios que se han pactado o que se van a acordar se mueven en una horquilla de hasta el 5%, una cantidad que, incluso en su tope más alto, no compensa la subida de costes», explica el presidente de la Federación de Empresas Hoteleras de Ibiza y Formentera (Fehif), Juan José Riera.

El motivo de esta pérdida de rentabilidad obedece a que «aunque hemos tenido unos incrementos importantes de los costes, si el establecimiento no ha subido de categoría o ha sufrido una reforma importante, no hay argumentos para aplicar unas subidas de precios a los operadores más elevadas», asegura. De esta forma, la que sigue siendo principal línea de negocio de la mayoría de hoteles de las Islas no puede ajustarse plenamente a la evolución de los gastos, remarca Riera.

El aumento de los costes se ha producido en mayor o menor medida en las tres líneas partidas fundamentales. Así, la suma del nuevo convenio y de las subidas salariales previstas en el anterior han determinado que los salarios hayan subido alrededor del 6%. Y el acuerdo sectorial prevé para los próximos años subidas equivalentes al IPC más 0,5 puntos. En el caso de la comida y la bebida, así como los gastos generales, éstos están muy influidos por el precio del petróleo, por lo que la evolución del crudo marcará su mayor o menor impacto en las cuentas de resultados. «Con estos datos, las perspectivas económicas no son demasiado buenas», lamenta Riera.

S. P.

Aunque la intención primera era mantener el establecimiento abierto todo el año, el Ibiza Gran Hotel cerrará este invierno durante un mes, según reconoció el director del establecimiento, Raúl Sierra, quién negó que la clausura esté relacionada con el bajo negocio o la dificultad para hacer frente a algunos pagos. «Es cierto que la ocupación actual no es buena pero cerramos porque, al tener que abrir con obras recién acabadas o por hacer, hemos visto detalles que hay que corregir o elementos que se tienen que cambiar», aseguró.

El periodo de inactividad todavía no se ha concretado, si bien la web del hotel no admite reservas del 7 de enero al 28 de febrero. «Cerraremos sólo un mes pero, como todavía no está decidido, nos hemos dado este margen para no aceptar reservas y no tener que molestar a los clientes con cancelaciones», explicó. «El cierre es del hotel, pero el spa, el restaurante y el casino seguirán abiertos», concluyó.

Sierra negó que el hotel vaya a ser vendido, tal y como se ha rumoreado repetidamente. «Lo que sí que se ha acordado es un reparto de acciones en el que un socio puede que tenga un papel muy importante y alguno de los otros salga de la sociedad», admitió. «Pero ni entrará nadie de fuera ni el hotel se vende», reiteró.

Algunas voces apuntaban a que Enrique Fajarnés podría abandonar el proyecto y que el empresarios mallorquín Martín Santandreu podría hacerse con el control de la mayoría de las acciones, una información que Sierra no confirmó ni desmintió.

La intención del conseller de Desenvolupament Empresarial, Joan Serra Mayans, de tratar con el sector hotelero la modificación de los criterios para establecer la categoría de los establecimientos, incluyendo la calidad de los servicios, no es rechazada directamente por el sector, aunque se acoge con todas las reservas del mundo. «Quizás habría que empezar hablando con algunos Ayuntamientos para exigir esa calidad en los entornos de los hoteles», dijo en tono irónico Riera.