Javi Moreno y Buti chocan en un salto en el pasado derbi liguero entre la Peña Deportiva y el Eivissa, disputado en Santa Eulària.

R.ubén J. Palomo /Carlos Vidal

Han tenido que pasar catorce jornadas para ver a los dos equipos ibicencos que compiten en Segunda división B, SE Eivissa y Peña Deportiva, en los puestos de descenso a Tercera. Catorce semanas -se cumplirá la que viene tres meses del inicio de la Liga- cargadas de intensidad, sinsabores y duras críticas.

En este orden de acontecimientos quien más ha sufrido ha sido el club rojillo y, en especial, la plantilla y el cuerpo técnico. Los resultados no han favorecido a que el clima, en ocasiones irrespirable, se calmase en Can Misses. Aspectos extra deportivos como el 'caso Kirian', aún sin resolver; el despido del anterior técnico Joan Francesc Ferrer Rubi y la polémica con su finiquito; las deudas en varias mensualidades con las plantillas del primer y segundo equipo y el hecho de no haber sido dados de alta en la Seguridad Social, suceso que denunció el preparador físico Xavi Gil y que continúa en el aire o el interminable retraso en la conversión del club en sociedad anónima no han hecho sino descentrar la atención de un equipo que ha reflejado sobre el terreno de juego todas esas turbias y enrarecidas circunstancias que acaecían a su alrededor.

Con la llegada del nuevo preparador, Quique Yagüe, parece que algo ha comenzado a cambiar: la fortaleza defensiva del equipo. El carácter del abulense parece que se ha impregnado en los fútbolistas y el equipo sólo ha encajado dos goles en los tres últimos encuentros. Con todo, el Eivissa es colista y no gana desde hace ocho jornadas; desde el pasado 27 de septiembre cuando derrotó en casa al At. Balears (2-0).

En la Villa del Río, aparentemente, sólo se habla de fútbol. Al principio para bien: todo eran elogios y alabanzas para un equipo, el de Luis Elcacho, que había derrotado con gran suficiencia al, por aquél entonces, temible Barcelona Atlétic. Un equipo que maravilló derrotando 2-0 al Eivissa en el derbi pitiuso, que superó a un potente Ontinyent y que bailó con cuatro chicharros al conjunto arlequinado del Sabadell.

Un equipo, el de Luis Elcacho, que tampoco sabe lo que es ganar fuera de casa, que ha claudicado en tres ocasiones en su fortín y que ha palmado sus tres últimos enfrentamientos. La Peña Deportiva, por primera vez en la temporada, ha ingresado en ese preocupante furgón de cola del que todos quieren salir. Y el calendario es complicado. Las dos próximas salidas, territorio prohibido hasta ahora para los de Santa Eulària, son a Sant Andreu y Villarreal.

Después de este desolador panorama hay un atisbo de esperanza. Un rayo de luz entre la niebla. Y es que en esta apretada categoría, una victoria (o varias, mucho mejor), te aleja de los puestos de abajo. A eso se aferrarán los nuestros en el futuro. Más les vale.