Desde que el pasado 17 de diciembre los propietarios de los terrenos de ses Feixes, que se venían utilizando como aparcamientos disuasorios, decidieran cerrarlos ubicando grandes piedras en los distintos accesos, la multitud de conductores que estacionaban allí su vehículo de modo gratuíto se ha visto afectada.

Lo que para vecinos y trabajadores de la zona antes tan solo era llegar y estacionar el coche, ahora se ha convertido en un ritual de dar vueltas y vueltas por las calles buscando aparcamiento y tratando de evitar tener que pagar por ello. Sin embargo, no todos lo consiguen y varias de las personas que tienen sus puestos de trabajo cerca de ses Feixes aseguran que muchos días, desesperados al no encontrar un hueco para estacionar el vehículo, no tienen más remedio que dejarlo en la denominada zona azul, teniendo que pagar por ello entre 8 y 9 euros a lo largo de la jornada, además de tener que abandonar su puesto de trabajo sistemáticamente para sacar el ticket.

Pero tampoco el aparcar en zona azul, pagando los euros correspondientes, les asegura a estos conductores el no tener que perder más de media hora para aparcar, pues la zona azul también se llega a saturar y esto afecta en mayor medida a algunos comerciantes que declaran que sus ventas se ven resentidas al no tener los clientes dónde dejar el coche.

Otra consecuencia palpable por la falta de aparcamiento es la saturación de coches que se puede apreciar a ciertas horas por las calles de Eivissa, fruto de la búsqueda en la que están inmersos los conductores.

Para muchos se trata de una situación «insostenible» a la que el Ayuntamiento de Eivissa le tiene que dar una solución que no sólo esté basada en aparcamientos de pago, y mucho menos en lo que se refiere a vecinos y trabajadores.

Aunque los vecinos también reconocen que si alguien está saliendo beneficiado con el cierre de los aparcamientos de ses Feixes son tanto el Ayuntamiento de Eivissa como Ports de Balears al estar aumentando su recaudación en todo lo referido al estacionamiento.