«A medida que avanza el proceso judicial se están confirmando todos los extremos que el PSOE venía apuntando desde el inicio: el 'Caso Roque' fue una maniobra perfectamente planificada para evitar el cambio político en estas islas y torpedear directamente la imagen pública de los principales candidatos al Consell Insular, Ayuntamiento de Eivissa y Ayuntamiento de Sant Josep, especialmente la de Xico Tarrés». Así de contundente se mostró ayer la Federación Socialista de Eivissa al realizar una valoración sobre el «Caso Roque» y «después de las últimas aportaciones de testigos en el caso». El lunes declararon como testigos dos miembros de la Ejecutiva socialista en 2005, Laura Carrascosa y Julián Calderón.

Aseguran también los socialistas que a pocos meses de cumplirse dos años del lanzamiento a bombo y platillo de la campaña de acusaciones, «en todo este tiempo no ha aparecido ni una sola prueba documental o testifical que sustente las difamaciones de López». Y aclararon que, en todo este tiempo ninguna persona, «ni siquiera las más próximas al entorno de López, ha manifestado tener conocimiento de alguna irregularidad por parte del PSOE y del PP en el proyecto 'Eivissa Centre' que no hubiera salido de la boca del propio Roque.»

La Federación Socialista opinó en su valoración que «semejante campaña de intoxicación tenía como principal actor a una persona cuyas aspiraciones estaban muy por encima de todo lo demás». Y dicen además los socialistas que Roque López demostró con estas maniobras que «no le importaba en absoluto ni el PSOE ni el interés general de los ciudadanos de estas islas, si no que exclusivamente pensaba en sus ambiciones personales».

La Federación Socialista de Eivissa contó en su comunicado que en un momento determinado Roque López empezó a mostrar su ambición «e inició maniobras para intentar hacerse con la candidatura a la presidencia del Consell Insular de Eivissa, utilizando todo tipo de artimañas». Y explica además la Federación que esta ambición personal habría implicado «un auténtico descalabro político para el PSOE y habría impedido el cambio político, como ha quedado demostrado vista su forma de actuar».

Finalmente, los socialistas opinaron que López, una vez descartado para la carrera electoral «decidió lanzar la campaña de difamaciones con el único objetivo de evitar la victoria progresista en las elecciones de mayo del 2007».